Después de un paréntesis de cuatro años, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) se pone en marcha de nuevo el martes, y a pesar de los rumores que puede haber oído en Internet, no creará una grieta transdimensional, un agujero negro o cualquier otro apocalipsis tecnológico de la ciencia fuera de control.
Como la astrofísica Katie Mack señaló el martes en Twittercada vez que el LHC se pone en marcha, “escucho a personas que están nerviosas por algún tipo de desastre, presumiblemente debido a la ciencia ficción alarmista”, escribió. “Permítanme tranquilizarles: aunque el LHC es el colisionador de partículas más potente de la Tierra, apenas es un juego de canicas a escala cósmica”.
Proyecto de la Organización Europea para la Investigación Nuclear, o Cern, el LHC es un anillo de electroimanes de 17 millas de circunferencia enterrado bajo Francia y Suiza, cerca de Ginebra, que se utiliza para acelerar haces de partículas a velocidades increíblemente altas y luego chocarlas para estudiar el trozo resultante. El LHC, que comenzó a destruir protones para la ciencia en 2009, ha permitido descubrir más de 50 nuevas partículas subatómicas y, sobre todo, detectar en 2012 el bosón de Higgs, también conocido como “partícula de Dios”.
Las primeras colisiones del LHC tuvieron lugar entre uno y dos trillones de electronvoltios, una medida de la energía imbuida en una partícula al acelerarla en función de la energía obtenida por un electrón acelerado por un potencial de un voltio. El LHC ha pasado por dos ciclos anteriores de experimentos, recogiendo inmensas cantidades de datos desde 2009 hasta 2013, y luego desde 2015 hasta 2018.
El nuevo y tercer ciclo de experimentos del LHC que comienza el martes contará con partículas que colisionarán a un nivel récord de 13,6 billones de electronvoltios.
Pero aunque parezca mucho, sigue siendo relativamente insignificante en términos de lo que la naturaleza hace todo el tiempo, según el Dr. Mack.
Como señala el sitio web del Cern, un billón de electronvoltios equivale aproximadamente a la energía liberada por un mosquito volador.
Así pues, aunque el LHC no rasgará el tejido del tiempo y el espacio, podría ayudar a los científicos a descorrer el velo de algunos de los secretos del universo. A entrada del blog del Cern señala que los científicos utilizarán el LHC para estudiar las interacciones más sutiles de la partícula de Higgs, así como para buscar indicios de la esquiva materia oscura, una misteriosa entidad que los científicos saben que constituye alrededor del 27% de la materia del universo, pero que nunca han observado directamente.
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