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La reunión diplomática de alto nivel entre la ministra de Asuntos Exteriores británica, Liz Truss, y su homólogo ruso, Sergei Lavrov, sobre la enconada crisis ucraniana, celebrada el jueves, acabó derivando en acusaciones, recriminaciones y burlas sarcásticas sobre la supuesta falta de conocimientos geográficos de la ministra de Asuntos Exteriores británica.
Con la advertencia de la Sra. Truss de imponer nuevas sanciones a Rusia, las conversaciones en Moscú, las últimas de una serie de esfuerzos prominentes para evitar la guerra en Europa, acabaron siendo unas de las más acerbas que han tenido lugar hasta ahora, con el Sr. Lavrov afirmando que fue “como la conversación con una persona sorda… que está aquí, pero no oye”.
La Sra. Truss había advertido anteriormente a Rusia sobre las repercusiones de una acción militar, diciendo: “Esto sería un conflicto prolongado e interminable. El Reino Unido y nuestros aliados pondrían en marcha severas sanciones dirigidas a individuos e instituciones.”
La gélida reunión de Moscú se produjo en un día de febril actividad política británica, en el que el primer ministro Boris Johnson se reunió con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en Bruselas, antes de viajar a Polonia, y advirtió que Europa estaba entrando en su “momento más peligroso” en décadas.
Mientras tanto, las tropas rusas iniciaron 10 días de ejercicios militares con su vecino Bielorrusia.
El esfuerzo británico para evitar la guerra en el este de Europa se produjo después de movimientos similares por parte del líder francés Emmanuel Macron, quien visitó Moscú a principios de esta semana para hablar con el presidente ruso Vladimir Putin.
La Sra. Truss dijo que estaba en Rusia para “seguir el camino de la diplomacia”, pero sus conversaciones con el Sr. Lavrov fueron decididamente díscolas.
En una rueda de prensa, Lavrov lanzó un suspiro apenas exasperado cuando la Sra. Truss insistió en que Londres “está decidida a seguir una vía diplomática” para tratar de evitar que se produzca un conflicto, algo que “Boris Johnson está apoyando mucho”.
El Sr. Lavrov, refiriéndose a la interacción dijo: “Es como cuando se dice que Rusia está esperando a que se congele el terreno para que los tanques puedan entrar fácilmente en Ucrania, Parece que nuestros colegas británicos estaban hoy en un terreno similar, del que rebotaron todos los hechos que les presentamos”.
A continuación, declarando que “los enfoques ideológicos, los ultimátums y la moralización no llevan a ninguna parte”, el ministro de Asuntos Exteriores ruso se marchó, dejando incómodamente al ministro de Asuntos Exteriores británico de pie y solo en el podio al final de la conferencia.
Pero las historias de una primera reunión díscola entre Lavrov, uno de los ministros de Asuntos Exteriores más veteranos de la escena internacional, y Truss, una de las más recientes, no terminaron ahí.
El periódico ruso Kommersant informó de que, entre bastidores, cuando la Sra. Truss exigió que Rusia retirara sus fuerzas de las fronteras de Ucrania, el Sr. Lavrov preguntó: “¿Reconoce usted la soberanía de Rusia sobre las regiones de Rostov y Voronezh?”
Tras una breve pausa, el ministro de Asuntos Exteriores británico respondió: “Gran Bretaña nunca reconocerá la soberanía de Rusia sobre esas regiones”. Las dos regiones son, por supuesto, partes de Rusia como, según el informe, la embajadora del Reino Unido en Moscú, Deborah Bronnert, tuvo la delicada tarea de explicar a su Ministro de Asuntos Exteriores.
Más tarde, la embajada británica en Moscú pareció confirmar la aparente metedura de pata, tuiteando (en ruso): “Durante la reunión me pareció que el ministro Lavrov hablaba de una parte de Ucrania. He dejado claro que estas regiones [Rostov and Voronezh] forman parte de la Rusia soberana”.
Un funcionario de la FCDO (“Foreign Commonwealth and Development Office”) se negó a comentar si la Sra. Truss podría haber confundido Rostov y Voronezh con Donetsk y Luhansk, en el este de Ucrania, que se convirtieron en repúblicas separatistas, con apoyo ruso, tras el conflicto de hace siete años.
Esta es la segunda vez que el Kremlin se burla de los supuestos problemas de la Sra. Truss con las ubicaciones geográficas. La semana pasada, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia se burló de la Ministra de Asuntos Exteriores por decir que Gran Bretaña estaba enviando suministros a sus “aliados del Báltico a través del Mar Negro”, dos masas de agua que están a 700 millas de distancia.
Posteriormente, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, escribió en una entrada de su blog. “Si alguien necesita ser salvado de algo, es el mundo, de la estupidez e ignorancia de los políticos británicos.
El Ministerio de Asuntos Exteriores dijo más tarde que la Sra. Truss había estado hablando de áreas geográficas de apoyo separadas.
Mientras tanto, en Varsovia, el Sr. Johnson dijo que cree que el Sr. Putin aún no ha decidido lo que podría hacer con Ucrania, y añadió que Occidente debe utilizar “sanciones y resolución militar más diplomacia”.
“Polonia y el Reino Unido noaceptar un mundo en el que un vecino poderoso pueda intimidar o atacar”, dijo antes de reunirse con soldados británicos en Polonia. Añadió que si los rusos “quieren menos OTAN en sus fronteras occidentales, por así decirlo, ésta es exactamente la forma equivocada de hacerlo”.
El nuevo canciller alemán, Olaf Scholz, advirtió el jueves en Berlín a Rusia de las “graves” consecuencias económicas y políticas.
Mientras tanto, Ucrania denunció que Rusia había bloqueado su acceso al mar mientras trasladaba buques para realizar ejercicios en el Mar de Azov y el Mar Negro que tendrán lugar la próxima semana.
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