El movimiento para evitar referirse a la capital ucraniana como Kiev, llamándola en su lugar Kyiv, ha cobrado fuerza a la luz de la invasión rusa de Ucrania.
Kyiv deriva del nombre de la lengua ucraniana, mientras que Kiev procede de la lengua rusa. Kyiv se adoptó oficialmente en 1995, pero Kiev se sigue utilizando comúnmente a nivel internacional.
La campaña “KyivNotKiev” fue lanzada por el Ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano hace cuatro años, tras la anexión rusa de Crimea; la idea era distinguir la capital de su pasado soviético.
Con la invasión de la capital ucraniana por parte del presidente ruso Vladimir Putin, es más importante que quienes informen o hagan referencia a la guerra en las redes sociales utilicen la ortografía adecuada de la ciudad.
El gobierno ucraniano también promueve el uso de la ortografía ucraniana para sus otras ciudades, incluyendo Kharkov, que debería ser Kharkiv, mientras que Odessa debería ser Odesa y Lvov debería cambiarse por Lviv.
Al principio, algunos se mostraron reticentes a adoptar el cambio de nombre de Kiev, por considerarlo una medida política o excesivamente nacionalista, en la línea de por qué no llamamos a Roma “Roma”. Por el contrario, algunos cambios de nombre postcoloniales han sido ampliamente aceptados, como el de Bombay a Mumbai o el de Ceilán a Sri Lanka. A la luz del reciente conflicto entre Rusia y Ucrania, el cambio de nombre refleja un fuerte sesgo político.
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