Vladimir Putin celebrará el viernes una ceremonia de firma para incorporar a Rusia los territorios arrebatados a Ucrania.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que se firmarán acuerdos “con los cuatro territorios que celebraron referendos e hicieron las correspondientes peticiones a la parte rusa”.
La anexión, de partes de Zaporizhzhia, Kherson, Luhansk y Donetsk, es probable que proporcione un nuevo punto de inflamación en la guerra de siete meses de duración.
Moscú ha dicho que defenderá los territorios como lo haría con cualquier otra parte de Rusia y en las últimas semanas incluso ha planteado la posibilidad de una guerra nuclear estratégica si fueran atacados.
A pesar de estos discursos alarmistas, los líderes y funcionarios de todo Occidente -así como los de Ucrania- han dicho que no reconocerán la votación, que ha sido tachada de “farsa”, los resultados de los referendos, ni la posterior anexión.
El anuncio oficial de Moscú sobre la anexión era ampliamente esperado después de que afirmara que los residentes de la región habían respaldado mayoritariamente su adhesión a Rusia. A principios de esta semana presentó cifras que mostraban que el apoyo alcanzaba hasta el 99% de algunas de las regiones.
Tales afirmaciones han puesto a prueba la credibilidad y el jueves, la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, dijo que los residentes habían votado “bajo amenaza y a veces incluso (a) punta de pistola”.
“Esto es lo contrario de unas elecciones libres y justas”, dijo.
Después de que una contraofensiva de Ucrania este mes supusiera un duro revés para las fuerzas de Moscú en el campo de batalla, Rusia dijo que llamaría a hasta 300.000 reservistas para que se unieran a la lucha e incluso ha amenazado con una guerra nuclear en caso de que los territorios fueran atacados.
La medida de llamar a los reservistas ha hecho que miles de personas huyan de Rusia, y el jueves, Finlandia anunció que cerraría su frontera con su vecino a partir de la medianoche.
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