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Las fuerzas rusas han sido acusadas de utilizar “bombas búnker” devastadoras para atacar a las tropas ucranianas restantes, han dicho funcionarios de Kiev
Se produce mientras las fuerzas de Putin atacaron a lo largo de un amplio frente en el este de Ucrania el martes como parte de una ofensiva terrestre a gran escala para tomar el control del corazón industrial del este del país en lo que los funcionarios ucranianos llamaron una “nueva fase de la guerra.”
Los asaltos intensificados comenzaron el lunes a lo largo de un frente de más de 300 millas, centrado en las regiones de Donetsk y Luhansk, con las fuerzas rusas tratando de avanzar en varias secciones, incluso desde la vecina Kharkiv.
El comandante del Regimiento Azov de la Guardia Nacional estacionado en Mariupol, Denys Prokopenko, denunció que los aviones rusos habían comenzado a desplegar “cazabúnkeres” para matar a los últimos combatientes y civiles ucranianos que se refugiaban en la planta siderúrgica de Azovstal, escenario de la última resistencia de la ciudad ante la embestida de los invasores.
La extensa planta contiene un laberinto de túneles donde se refugian tanto combatientes como civiles. Se cree que es el último gran foco de resistencia en la ciudad destrozada.
Las bombas “bunker buster” están diseñadas para penetrar el grueso blindaje y matar a los objetivos bajo tierra.
Rusia tiene rodeada Mariupol y ha estado librando una sangrienta batalla para tomarla. Si Rusia toma Mariupol, liberaría tropas para utilizarlas en otras partes del Donbas, privaría a Ucrania de un puerto vital y completaría un puente terrestre entre Rusia y la península de Crimea, arrebatada a Ucrania desde 2014.
El lunes, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, dijo en un discurso por vídeo que una “parte significativa de todo el ejército ruso se concentra ahora en esta ofensiva.”
El ayuntamiento dijo que al menos 1.000 civiles seguían escondidos en los refugios bajo la vasta planta siderúrgica de Azovstal, que contiene innumerables edificios, altos hornos y vías de tren.
El mayor Serhiy Volyna, comandante de la 36ª brigada de marines de Ucrania, que sigue luchando en Mariupol, pidió ayuda en una carta al Papa Francisco.
“Esto es lo que parece el infierno en la tierra … Es hora (de) ayudar no sólo con oraciones. Salve nuestras vidas de manos satánicas”, decía en la carta, según extractos que el embajador de Ucrania en el Vaticano publicó en Twitter.
En el sur de Donetsk, el Estado Mayor dijo que los militares rusos han seguido bloqueando y bombardeando la estratégica ciudad portuaria de Mariupol y disparando misiles contra otras ciudades.
Los países occidentales y Ucrania acusan al presidente ruso, Vladimir Putin, de agresión no provocada, y la Casa Blanca dijo que el presidente estadounidense, Joe Biden, mantendría una llamada con sus aliados el martes para discutir la crisis, incluyendo la forma de coordinar para que Rusia rinda cuentas.
El presidente francés, Emmanuel Macron, dijo que su diálogo con Putin se había estancado después de que se descubrieran asesinatos masivos en Ucrania.
Naciones Unidas dijo el lunes que el número de muertos civiles de la guerra había superado los 2.000, alcanzando los 2.072 hasta la medianoche del 17 de abril desde el inicio de la invasión el 24 de febrero.
Cerca de 4 millones de ucranianos han huido del país.
Rusia niega haber atacado a civiles en lo que llama una operación especial para desmilitarizar Ucrania y erradicar a los nacionalistas peligrosos. Rechaza lo que Ucrania dice que son pruebas de atrocidades, diciendo que Ucrania las ha escenificado para socavar las conversaciones de paz.
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