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Los fiscales de Corea del Sur concedieron el martes al ex presidente Lee Myung-bak la libertad temporal por motivos de salud, después de haber cumplido menos de tres años de una condena de 17 años por corrupción.
El ex presidente de 80 años podría volver a la cárcel después de los tres meses de permiso, si no hay más contratiempos de salud, pero también es posible que sea indultado antes de eso por el presidente Yoon Suk Yeol, un compañero conservador que recientemente expresó su reticencia a mantener a Lee entre rejas.
La Fiscalía del Distrito de Suwon dijo en un comunicado a The Associated Press que decidió suspender la ejecución de la sentencia de Lee durante tres meses después de que un comité de deliberación reconociera el riesgo de un “deterioro significativo” de su salud. La oficina no dio detalles sobre las condiciones de Lee, que presentó una solicitud de suspensión de la sentencia a principios de este mes.
Lee fue enviado a prisión después de que el Tribunal Supremo confirmara su condena en octubre de 2020, pero recibía regularmente tratamiento hospitalario externo para diversos problemas de salud, incluida la diabetes.
No hubo comentarios inmediatos por parte de Lee, que al parecer estaba recibiendo tratamiento en un hospital de Seúl. Los funcionarios del Hospital de la Universidad Nacional de Seúl no hicieron comentarios sobre los problemas de salud de Lee, citando las normas de privacidad.
Yoon dijo a los periodistas a principios de este mes que sería inapropiado mantener a Lee encarcelado durante “veintitantos años”, describiendo de forma inexacta su período de prisión y citando los precedentes de ex presidentes que han sido liberados anticipadamente de sus sentencias tras importantes condenas penales. Se especula que Lee podría ser considerado para un indulto presidencial antes de la festividad del 15 de agosto, que celebra la liberación de Corea del dominio colonial japonés al final de la Segunda Guerra Mundial.
“Si el gobierno de Yoon está considerando un indulto para Lee, una suspensión temporal de la sentencia sería la configuración política más conveniente, mucho menos onerosa que la concesión de la libertad condicional”, dijo Han Sang-hie, profesor de derecho de la Universidad Konkuk de Seúl.
Lee, un director general convertido en héroe conservador antes de su caída en desgracia, fue condenado por aceptar sobornos de grandes empresas, incluida Samsung, por malversar fondos de una compañía de la que era propietario y por cometer otros delitos relacionados con la corrupción antes y durante su presidencia, entre 2008 y 2013.
Un tribunal de distrito de Seúl condenó inicialmente a Lee en 2018 a 15 años de prisión. Salió de prisión bajo fianza varios meses después, pero volvió a ser detenido en febrero de 2020, después de que un tribunal de apelación dictara una condena de 17 años y cancelara su fianza.
Lee fue puesto en libertad días después tras apelar el fallo sobre la cancelación de su fianza, pero fue enviado de nuevo a prisión en octubre de ese año después de que el Tribunal Supremo confirmara el fallo del tribunal inferior.
Lee, antiguo director general de Hyundai, ganó las elecciones presidenciales de 2007 con la promesa de revitalizar la economía del país. Pero sus cinco años de mandato se vieron empañados por la crisis financiera mundial, las masivas protestas públicas por la reanudación de las importaciones de carne de vacuno de EE.UU. en medio de los persistentes temores por las vacas locas y la animosidad con su rival Corea del Norte, incluyendo dos ataques mortales atribuidos a Pyongyang que mataron a 50 surcoreanos en 2010.
El caso de corrupción de Lee estalló después de que su sucesora conservadora, Park Geun-hye, fuera destituida de la presidencia y encarcelada en 2017 por otro escándalo de corrupción que provocó protestas masivas.
Park había cumplido menos de una cuarta parte de su condena de 22 años antes de que el anterior presidente liberal del país, Moon Jae-in, la indultara en diciembre del año pasado, alegando sus problemas de salud y la necesidad de promover la unidad en la nación políticamente dividida.
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