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En Italia se acumulan los ruegos para que el primer ministro Mario Draghi permanezca en el cargo en lugar de dimitir, como intentó hacer la semana pasada tras ser defraudado por un socio de la coalición populista.
Cientos de alcaldes han firmado una carta abierta. Los líderes sindicales y los industriales, que suelen tener agendas opuestas, se han unido para presionar a Draghi para que siga gobernando. Italia y otros países europeos se enfrentan a la subida de los costes de la energía, la fuerte inflación, el aumento de los casos de COVID-19 y la guerra en Ucrania. Además, una severa sequía está agostando a Italia.
El domingo por la tarde -tres días después de que los senadores populistas del Movimiento 5 Estrellas boicotearan una votación de confianza vinculada a un proyecto de ley de alivio energético del Gobierno- más de 80.000 ciudadanos habían firmado una petición en línea de “Draghi se queda”, lanzada por el ex primer ministro Matteo Renzi, que encabeza un pequeño partido centrista en el Gobierno de Draghi, que lleva 17 meses.
“Movilicémonos por todos los medios para que Draghi vuelva al Palacio Chigi (la oficina del primer ministro)”, tuiteó Renzi.
La carta agrupaba originalmente a 11 alcaldes, incluidos los de Roma y Milán, pero pronto ganó el apoyo de varios cientos de alcaldes de ciudades y pueblos, dijo el domingo la televisión estatal. Los alcaldes citaron los problemas de los ciudadanos de a pie como algunas de las “buenas razones” por las que Draghi debería quedarse. Los mercados financieros consideran al ex jefe del Banco Central Europeo como un pilar de la sólida gobernanza fiscal de Italia, que está recibiendo miles de millones en fondos de recuperación de la pandemia de la Unión Europea.
Si Draghi se ha conmovido por los ruegos, no lo ha dicho.
El primer ministro ha estado encerrado en una casa en el campo meditando sobre lo que dirá al Parlamento el miércoles. El presidente Sergio Mattarella, que la semana pasada rechazó la dimisión de Draghi, le dijo que expusiera la situación política ante los legisladores.
El predecesor de Draghi, Giuseppe Conte, ha desencadenado la crisis al hacer que sus legisladores del 5-Star abandonaran la votación del Senado porque contenía una disposición para la construcción de una incineradora en la Roma asolada por la basura a la que se oponen los populistas.
Dependiendo del apoyo de sus socios de coalición, que van desde la izquierda hasta la derecha, Draghi había estado avanzando en las reformas económicas y de otro tipo que son un requisito para que Italia reciba 200.000 millones de euros (200.000 millones de dólares) en fondos de recuperación de la UE.
Su firme apoyo a Ucrania, incluido el envío de ayuda militar a pesar de las quejas de los populistas, le ha valido el estatus de estadista en Europa.
Conte, cuya coalición gobernante de izquierdas se desmoronó en 2021 en medio de las luchas contra la pandemia, se negó el fin de semana a prometer un apoyo inquebrantable al gobierno de unidad nacional de Draghi. Después de reunirse durante horas con su disputado Movimiento, Conte exigió a Draghi que diera a las 5 Estrellas “condiciones garantizadas de respeto” y dijo que sus legisladores podrían votar “de vez en cuando” a favor de las medidas del gobierno.
El senador del Cinco Estrellas Gianmauro Dell’Olio insistió el domingo en que si Draghi “quiere ofrecernos cacahuetes, no creo que sea oportuno que sigamos con este gobierno.”
En última instancia, Mattarella debe decidir qué hacer si Draghi insiste el miércoles en dimitir.
Mattarella podría disolver el Parlamento, provocando unas elecciones anticipadas tan pronto como a finales de septiembre. También podría ver si hay apoyo político para que un gobierno de agenda limitada permanezca en su lugar hasta que los legisladores italianos aprueben el presupuesto nacional, necesario para finales de año.
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