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Al parecer, la residencia oficial del primer ministro de Sri Lanka ha sido incendiada durante las protestas masivas por la crisis económica del país, pocas horas después de que anunciara su dimisión.
A primera hora del sábado, decenas de miles de manifestantes rompieron las barricadas de la policía para asaltar el palacio presidencial de Colombo, y Ranil Wickremesinghe anunció que dimitiría como primer ministro poco después.
Las imágenes difundidas por la BBC y la cadena india NDTV parecían mostrar el humo y el parpadeo de las llamas que emanaban de la residencia del primer ministro en la capital, donde los disturbios entre los manifestantes y la policía se habrían intensificado en las últimas horas.
La oficina del Sr. Wickremesinghe dijo a Associated Press que los manifestantes entraron por la fuerza en su casa el sábado por la noche.
No está claro si él estaba dentro en el momento del ataque.
El presidente de Sri Lanka, Gotabaya Rajapaksa, habría huido del palacio horas antes de que fuera invadido por los manifestantes, que fueron filmados festejando en las cocinas del palacio y nadando en la piscina.
El Sr. Rajapaksa fue llevado a un lugar seguro después de que los manifestantes se amontonaran frente a las puertas del palacio, y está siendo protegido por una unidad militar, dijo una alta fuente de defensa a la Agence France-Presse.
Actualmente se desconoce su paradero, y según la BBC hay rumores de que está intentando huir del país “en cualquier momento”.
Wickremesinghe -que fue nombrado por el presidente en mayo, para un cargo que ha ocupado en cinco ocasiones anteriores sin llegar a completar un mandato- dijo anteriormente que sólo dimitiría cuando todos los partidos se pusieran de acuerdo en un nuevo gobierno, lo que enfureció a las multitudes cercanas a su casa que le exigían que dimitiera inmediatamente.
“Hoy en este país tenemos una crisis de combustible, una escasez de alimentos, tenemos al jefe del Programa Mundial de Alimentos viniendo aquí y tenemos varios asuntos que discutir con el FMI. Por lo tanto, si este gobierno se va, debería haber otro gobierno”, dijo Wickremesinghe.
En una dramática reanudación de las protestas antigubernamentales que comenzaron en marzo, personas de toda la nación insular de 22 millones de habitantes se subieron a autobuses y trenes abarrotados para descender a Colombo el sábado.
La policía de Sri Lanka había intentado utilizar gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a la multitud, y el viernes por la noche se impuso un toque de queda que fue retirado horas después. Un funcionario de la defensa sugirió que la medida -calificada de ilegal por abogados y políticos de la oposición- sólo había “animado a más gente a salir a la calle en señal de desafío”.
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