Sri Lanka, que se enfrenta a una de las peores crisis económicas en años con el agotamiento de las reservas de divisas, registró la mayor inflación de Asia en medio de los planes para dejar de imprimir moneda local para pagar los salarios.
El Primer Ministro Ranil Wickremesinghe dijo el martes que se espera que la tasa de inflación alcance el 60%. La impresión de moneda local era un intento de sofocar lo que se ha denominado la inflación más rápida de Asia.
Wickremesinghe dijo el martes al Parlamento que Sri Lanka va a presentar al Fondo Monetario Internacional un plan para reestructurar su deuda.
El país no puede pagar el combustible ni importar alimentos y medicinas, entre otras cosas, debido a la grave escasez de dólares.
Sri Lanka también cerró recientemente todas las escuelas y oficinas públicas hasta el 10 de julio en un intento de conservar el combustible. Los informes dicen que las carreteras del país están desiertas, ya que los vehículos hacen colas casi kilométricas ante las pocas estaciones de servicio a las que aún les queda algo de combustible.
Sri Lanka dejó de pagar su deuda externa en abril de este año.
En una entrevista con Al Jazeera, el recién nombrado primer ministro, Wickremesinghe, de 73 años, dijo que confía en poder enderezar la economía.
“El año 2023 va a ser difícil, pero en 2024 las cosas deberían mejorar”, dijo Wickremesinghe.
Y añadió: “Tengo confianza en que puedo darle la vuelta a la economía”.
En Sri Lanka, los precios al consumo aumentaron un 54,6% en junio con respecto al año anterior, con un aumento del 128% en el transporte con respecto al mes anterior y del 80% en los alimentos, en medio de una aguda escasez de cosechas y de petróleo crudo, se informó.
El primer ministro también dijo el martes que las negociaciones de Sri Lanka con el Fondo Monetario Internacional son más complejas y difíciles que en el pasado porque es una nación en bancarrota.
“Nuestro país ha mantenido conversaciones con el FMI en muchas ocasiones anteriores. Pero esta vez la situación es diferente a todas esas ocasiones anteriores. En el pasado, hemos mantenido conversaciones como país en desarrollo”, dijo Wickremesinghe al Parlamento.
“Pero ahora la situación es diferente. Ahora participamos en las negociaciones como un país en bancarrota. Por lo tanto, tenemos que afrontar una situación más difícil y complicada.”
A principios del mes pasado, Wickremesinghe había dicho que el Gobierno se proponía destinar 5.000 millones de dólares este año a los reembolsos, más otros 1.000 millones para reforzar las reservas del país.
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