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El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ha exigido el fin de la continua protesta de cientos de camioneros contra las restricciones de Covid-19 que ha paralizado Ottawa durante 12 días.
“Tiene que terminar”, dijo el Sr. Trudeau durante un debate de emergencia en la Cámara de los Comunes el lunes por la noche tras su regreso al parlamento después de aislarse durante una semana debido a un test positivo de Covid-19.
“Esta pandemia ha sido una mierda para todos los canadienses”, dijo. “Todo el mundo está cansado del Covid, pero estas protestas no son la forma de superarlo”.
Y añadió: “Pero los canadienses saben que la forma de superarlo es seguir escuchando a la ciencia, seguir apoyándose unos en otros.”
“Los habitantes de Ottawa no merecen ser acosados en sus propios barrios, no merecen enfrentarse a la violencia inherente a una esvástica ondeando en una esquina, o a una bandera confederada, o a los insultos y abucheos sólo por llevar una máscara. Los canadienses no somos así”, dijo el Primer Ministro. “Estas restricciones pandémicas no son para siempre”.
El Sr. Trudeau quiere señalar que los camioneros son representativos de una pequeña parte de la población. Sólo un 10% aproximadamente de los canadienses sigue sin vacunarse, aunque hasta un tercio simpatiza con la protesta, según una encuesta.
Sin embargo, el primer ministro dijo: “Esta es la historia de un país que superó esta pandemia estando unido, y unas pocas personas gritando y agitando esvásticas no definen quiénes son los canadienses”.
El Sr. Trudeau se refería a los días iniciales de la protesta, hace dos fines de semana, cuando se vieron carteles y banderas con símbolos nazis entre la multitud.
Prometió que el gobierno federal proporcionaría apoyo “con los recursos que la provincia y la ciudad necesiten”. La semana pasada descartó el despliegue del ejército para dispersar a los manifestantes “por ahora”.
El alcalde de Ottawa, Jim Watson, ha pedido al gobierno federal que envíe 1.800 policías más y que nombre a un mediador para que trabaje con los manifestantes para “poner fin a este asedio”.
El domingo, el Sr. Watson declaró el estado de emergencia en la ciudad, declarando las protestas “fuera de control”. Además de los cierres forzosos de los comercios locales y el bloqueo de las calles, los residentes del centro de Ottawa también se vieron acosados por el incesante sonido de las bocinas de los camiones hasta que una orden judicial las silenció durante diez días.
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