El FBI se incautó de archivos que detallaban las capacidades nucleares de un país extranjero cuando sus agentes ejecutaron una orden de registro en el complejo turístico y la residencia Mar-a-Lago de Donald Trump el mes pasado, The Washington Post informó el martes.
No se pueden subestimar las sorprendentes implicaciones de que tales documentos -que están clasificados a algunos de los niveles más altos existentes en la ley federal- se guarden en una residencia privada en la que se han planteado preocupaciones sobre la organización y la seguridad de su custodia. La revelación aporta a la opinión pública la comprensión más clara hasta el momento de por qué las agencias de inteligencia estadounidenses tendrían que realizar una evaluación de cualquier riesgo para la seguridad nacional a raíz de la redada del FBI.
Si es exacto, el informe también echa por tierra cualquier defensa del Sr. Trump y sus aliados que afirmen que los documentos incautados por el FBI eran inofensivos y estaban destinados únicamente a su uso en unas memorias, una biblioteca presidencial u otro proyecto. Es difícil imaginar una necesidad válida para que un ex presidente tenga esa información a mano.
Sigue…
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