El presidente de Turquía anunció el sábado una importante reducción de los impuestos sobre los alimentos básicos en un momento en que el país se enfrenta a una inflación galopante y a numerosas protestas por la erosión del nivel de vida.
El presidente Recep Tayyip Erdogan dijo que el impuesto sobre el valor añadido se reduciría del 8% al 1% en las compras de alimentos. Su decisión se publicará en el Boletín Oficial y entrará en vigor el lunes.
Erdogan dijo que, además de la rebaja fiscal, el Gobierno “espera” que las empresas alimentarias bajen sus precios un 7%. Dijo que estos alimentos juegan un papel importante en la inflación.
Los datos oficiales de enero mostraron que la inflación subió a un asombroso 48,69% anual, aunque los expertos independientes dicen que la verdadera cifra es mucho mayor, más del 115%.
“No dejaremos que la inflación aplaste a nuestra nación”, dijo Erdogan.
Los críticos, sin embargo, dicen que el país está sufriendo una alta inflación debido a la insistencia de Erdogan en bajar los tipos de interés. Él cree que la inflación está causada por los altos tipos de interés, en oposición a la teoría económica establecida.
El banco central, cuya independencia ha sido erosionada por el gobierno, había bajado el tipo de interés oficial en 500 puntos desde septiembre, hasta el 14%, pero interrumpió los recortes de tipos en enero.
Los recortes desencadenaron una crisis monetaria y la lira turca alcanzó mínimos históricos en diciembre. Dado que Turquía depende de las importaciones para satisfacer sus necesidades energéticas, así como de las materias primas y de muchos alimentos, los precios se han disparado.
El gobierno insiste en que la recesión económica de Turquía ha sido causada por la interferencia extranjera y los factores externos. Erdogan declaró el sábado que Turquía combatiría las “amenazas de destruir nuestra economía” con todos los medios disponibles.
La lira cerró esta semana a 13,49 frente al dólar. El mínimo histórico en diciembre fue de 18,36. La moneda ha estado rondando los 13,5 desde ese mínimo histórico después de que el gobierno instituyera una nueva herramienta financiera para alejar a los ahorradores de la compra de divisas y animarles a convertir sus dólares en liras turcas con un plan de depósitos protegidos contra las fluctuaciones de la moneda.
Los hogares y las empresas han sufrido las fuertes subidas de los precios de la energía. Las autoridades subieron las tarifas eléctricas el 1 de enero, aumentando los precios en más de un 50% para muchos hogares y hasta un 127% para las empresas y los hogares de alto consumo. Han estallado algunas protestas y muchos pequeños negocios, como los restaurantes, han compartido sus facturas de electricidad en las redes sociales para mostrar lo cerca que están de la quiebra.
En Turquía también se están produciendo huelgas a medida que la inflación erosiona el valor de las nóminas de los trabajadores. Los trabajadores de carga, de reparto de alimentos, de fábricas y de almacenes han interrumpido el trabajo en numerosas empresas y continúan las campañas en las redes sociales para boicotear a las empresas que no aumentan los salarios.
Miles de trabajadores del sector sanitario iniciaron el martes una jornada de huelga para exigir mejores condiciones laborales y salariales, así como medidas de protección contra el aumento de las agresiones verbales y físicas por parte de los pacientes o sus familiares.
El ministro turco de Hacienda y Finanzas, Nureddin Nebati, también anunció una medida para animar a la gente a traer el oro que han estado ahorrando. Dijo que 1.500 puntos de entrega de oro comenzarían a funcionar el 1 de marzo para integrar el metal precioso en el sistema financiero como depósitos. Añadió que las personas podrán retirar su oro en forma física si así lo desean.
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