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U2, crítica de Songs of Surrender: Estas versiones muzak de ascensor de éxitos pasados son una chapuza faux-hipster

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¿Cómo de íntima te gustaría que fuera tu relación con Bono? Porque hay momentos durante el último lanzamiento de U2 -una reimaginación lo-fi de sus rockeros de estadio- en los que su canturreo cansino de estadio está tan alto en la mezcla de producción de The Edge que prácticamente puedes sentir su barba de tres días rozándote los lóbulos de las orejas. Escuchar Songs of Surrender con Airpods casi me hace coger un hisopo para limpiar su saliva de mis tímpanos.

La idea del álbum -que incluye 40 versiones unplugged de clásicos como “One”, “Beautiful Day” y “Pride (In the Name of Love)” junto a cortes más profundos de la larga carrera de la banda- surgió en el ambiente apagado del encierro. Tal vez el serio rasgueo de sala común y el sombrío piano habrían resonado con más fuerza si se hubiera publicado entonces, cuando el tiempo se inclinaba para dar sentido a lanzamientos tan largos. Pero ahora estamos en 2023, y necesitamos el aullido del horizonte y la ambición eléctrica del sonido clásico de U2, no este soporífero trabajo de faux-hipster.

Dicho esto, si eres un fan de U2 en un largo viaje nocturno con pasajeros roncando… Songs of Surrender ofrecerá un agradable resplandor de hoguera. Se abre cálidamente con una versión a piano de “One”. La canción (del álbum de 1991 Achtung Baby) fue escrita sobre la lucha de la banda por mantenerse unida, pero también reflejaba las tensiones en torno a la reunificación alemana (que tuvo lugar entre 1989 y 1991). Hoy, la oración micro-macro sigue resonando y el tono cansado de Bono refleja el de muchos ciudadanos del mundo que esperan la resolución del conflicto.

Pero las cosas se ponen cuesta abajo con “Where the Streets Have No Name” (de The Joshua Tree, 1987). El somnoliento piano eléctrico y las voces suspiradas le quitan toda la emoción a una canción que Bono, en 2018, dijo que trataba de “elevación, trascendencia”. La misma canción que Rolling Stone revista clasificó en el número 28 de su lista de “Las 100 mejores canciones de guitarra de todos los tiempos” realmente echa de menos esa guitarra. Más tarde, la banda reduce el riff de chispa sucia de “The Fly” de 1991 a música de ascensor y mete un coro bajo en la mezcla de “Beautiful Day” (Todo lo que no puedes dejar atrás2000) para que suene como una versión hecha para acompañar la ITV de los domingos a primera hora de la tarde. Get Out of Your Own Way”, con un extraño swing, suena como si hubiera sido arreglada por un profesor de música de colegio que quisiera ser guay. “With or Without You” (1987) pierde tanto de su fuego devocional que bien podría retitularse “Take it Or Leave It”.

El USP de Bono es su energía de predicador (o complejo de mesías para sus detractores). Sus inclinaciones espirituales y su grandiosidad encajan a la perfección con el post-punk, la llamada y la respuesta de los riffs retardados de The Edge. Su grandilocuente sinceridad y sus grandes temas encajan en los escenarios, no en las historias de raíz. Algunas personas, como Bruce Springsteen, pueden hacer ambas cosas. Y se puede escuchar a Bono canalizar su Boss interior en “Bad”, que cuenta con un cándido falsete moon-yipping (de El fuego inolvidable, 1984).

Ese falsete tiene un efecto más potente en una versión grunge de “Desire” (de Rattle and Hum, 1988). Por fin parece que U2 vuelve a tener chispa. “Who’s Gonna Ride Your Wild Horses” (1991) conserva su corazón y se beneficia de un poco de sabiduría curtida. La letra de “Walk On” (2001), originalmente sobre la política birmana y Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi “defendiendo la libertad”, se ha reescrito para centrarse en Ucrania, aunque no de una forma memorable que permita que se eleve por encima del sonido de fondo de la cafetería con los dedos de The Edge.

En última instancia, se trata de un álbum de versiones en la sombra que te deja añorando los originales. Sirve como un poderoso recordatorio de que algunas de esas viejas grabaciones ardían tanto que Bono sólo podía cantarlas en sombras.

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