Ucrania y Rusia han afirmado que permitirán que expertos de la ONU realicen comprobaciones de seguridad en una central nuclear ucraniana, en medio del temor a un segundo Chernóbil.
Los países hicieron esta afirmación al tiempo que acusaban a la otra parte de impedir que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) visitara la instalación nuclear de Zaporizhzhia, situada en territorio controlado por Rusia en el sureste de Ucrania.
Los temores mundiales de una posible catástrofe en el emplazamiento nuclear -el mayor de Europa- aumentaron durante el fin de semana después de que los informes sugirieran que tres sensores de radiación habían sido dañados por los combates en la zona.
Un funcionario ruso confirmó más tarde que la central funcionaba con normalidad.
El lunes, Antonio Guterres, secretario general de la ONU, instó a Ucrania y a Rusia a conceder al OIEA acceso a la planta para que puedan “crear las condiciones para la estabilización”.
“Cualquier ataque (a) una planta nuclear es algo suicida”, dijo desde Japón, donde asistía a un acto para conmemorar el 77º aniversario del bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki.
Su petición se produjo días después de que Rafael Grossi, director del OIEA, advirtiera que la situación en la instalación ucraniana estaba “completamente fuera de control” y que la comunicación con los técnicos allí era “irregular”.
Zaporizhzhia estaba experimentando un “catálogo de cosas que nunca deberían ocurrir en ninguna instalación nuclear”, dijo.
Petro Kotin, jefe de Energoatom, la empresa estatal de energía nuclear ucraniana, pidió a la comunidad internacional que enviara personal de mantenimiento de la paz a Zaporizhzhia.
“La decisión que exigimos a la comunidad mundial y a todos nuestros socios… es retirar a los invasores del territorio de la central y crear una zona desmilitarizada en el territorio de la central”, dijo.
“La presencia de las fuerzas de paz en esta zona y la transferencia del control de la misma a ellas, y luego también el control de la estación a la parte ucraniana resolvería este problema”, añadió.
Por su parte, Yevhenii Tsymbaliuk, embajador ucraniano ante el organismo de control nuclear de la ONU, acusó a Rusia de apuntar a la central en una maniobra deliberada para provocar cortes de electricidad en las zonas controladas por Ucrania.
Rusia, sin embargo, culpó a Ucrania de los bombardeos, diciendo que ese comportamiento era “extremadamente peligroso”.
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