Al menos un funcionario ruso ha insinuado que los satélites comerciales utilizados para ayudar a Ucrania en la lucha de ésta contra la invasión rusa podrían ser objeto de represalias.
En una reunión del miércoles de la Primera Comisión de las Naciones Unidas, que discute cuestiones de desarme y seguridad internacional, el subdirector ruso para la no proliferación y el control de armas en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, Konstantin Vorontsov, dijo que el uso de satélites comerciales en la guerra de Ucrania era una “tendencia extremadamente peligrosa.”
“Las acciones de Occidente ponen en peligro de forma irracional la estabilidad de las actividades espaciales civiles”, dijo, según información de la agencia de noticias rusa Tass. “La infraestructura cuasi civil puede ser un objetivo legítimo para un ataque de represalia”.
El Sr. Vorontsov no dio nombres, pero SpaceX comenzó a proporcionar los servicios de Internet por satélite Starlink de la compañía a Ucrania en febrero, un servicio que los funcionarios ucranianos han dicho que es crucial para su éxito en la lucha contra el ejército ruso.
Rusia demostró su capacidad para atacar y destruir satélites en noviembre del año pasado, cuando sus militares utilizaron un misil antisatélite, o Asat, para destruir un Cosmos 1408, un satélite espía de la era soviética ya desaparecido. Los restos del satélite destruido siguen en órbita, y la Estación Espacial Internacional esquivó un trozo de los restos persistentes el lunes 24 de octubre.
Debido a la posibilidad de que los desechos espaciales persistan, la prueba rusa Asat provocó una condena generalizada. Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Corea del Sur, Nueva Zelanda, el Reino Unido y, más recientemente, Australiahan anunciado que se abstendrán de probar las armas Asat en el futuro.
El uso de Asats para destruir satélites en la guerra produciría muchos más desechos que una sola prueba, y podría ser desastroso para las actividades espaciales humanas. Una vez que una cantidad suficiente de desechos esté en órbita, podría desencadenar una reacción en cadena en cascada conocida como el Síndrome de Kessler, en la que los desechos destruyen satélites o naves espaciales, creando más desechos, hasta que las vías orbitales estén tan obstruidas que no se pueda lanzar nada con seguridad al espacio.
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