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Un político brasileño atacó el domingo a los agentes de la policía federal que intentaban arrestarlo en su casa, lo que provocó un asedio de varias horas que causó alarma y una lucha por una respuesta al más alto nivel del gobierno.
Roberto Jefferson, exlegislador y aliado del presidente Jair Bolsonaro, disparó un rifle contra la policía y lanzó una granada, hiriendo a dos agentes en el municipio rural Comendador Levy Gasparian, en el estado de Río de Janeiro. En un mensaje de vídeo enviado a sus partidarios por WhatsApp dijo que se negaba a entregarse, aunque a primera hora de la tarde ya estaba detenido.
Los hechos fueron sorprendentes incluso para los brasileños, que se han acostumbrado cada vez más a que los políticos y activistas de extrema derecha se burlen de los jueces del Tribunal Supremo, y se producen a pocos días de que los brasileños acudan a las urnas para votar por el presidente.
El Tribunal Supremo ha tratado de frenar la difusión de desinformación y la retórica antidemocrática antes de la votación del 30 de octubre, a menudo invitando a la ira de la base de Bolsonaro que denuncia tales acciones como la censura. Como parte de esos esfuerzos, Jefferson fue encarcelado preventivamente por hacer amenazas contra los jueces de la corte.
En enero, Jefferson recibió el permiso para cumplir su arresto preventivo bajo arresto domiciliario, siempre y cuando cumpla con ciertas condiciones. El juez Alexandre de Moraes dijo, en una decisión publicada el domingo, que Jefferson ha violado repetidamente esas condiciones -la más reciente al utilizar las redes sociales para comparar a una jueza con una prostituta- y ordenó que volviera a la cárcel.
“No he disparado a nadie para pegarle. A nadie. Disparé a su coche y cerca de ellos. Eran cuatro, corrieron, les dije: ‘Salid, porque voy a por vosotros'”, dijo Jefferson en el vídeo. “Estoy dando mi ejemplo, estoy dejando mi semilla plantada: resistir la opresión, resistir la tiranía. Que Dios bendiga a Brasil”.
Bolsonaro se apresuró a criticar a su aliado en una transmisión en vivo en las redes sociales. Denunció las declaraciones de Jefferson contra los jueces de la Corte Suprema, incluyendo las amenazas e insultos que llevaron a su arresto inicial, y el ataque del domingo. También trató de distanciarse del ex legislador.
“No hay ni una sola foto de él y mía”, dijo el presidente de Brasil. Sus adversarios no tardaron en publicar en las redes sociales varias fotos de los dos juntos.
Bolsonaro también dijo que envió al ministro de Justicia, Anderson Torres, al lugar de los hechos, sin dar detalles sobre cuál sería su papel.
La base de Bolsonaro tuvo reacciones mixtas, con algunos en las redes sociales aclamando a Jefferson como un héroe por enfrentarse al máximo tribunal. Decenas de personas acudieron a su casa para mostrarle su apoyo mientras él permanecía encerrado. Coreaban, y un grupo sostenía una pancarta que decía: “LIBERTAD PARA ROBERTO JEFFERSON”.
El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que está en campaña para volver a su antiguo puesto, dijo a los periodistas en Sao Paulo que Jefferson “no tiene un comportamiento adecuado. No es un comportamiento normal”.
A principios de este año, el Tribunal Supremo condenó al legislador Daniel Silveira por incitar a las agresiones físicas contra los magistrados de la corte, así como contra otras autoridades. Bolsonaro emitió rápidamente un indulto para Silveira, que apareció junto al presidente después de emitir su voto en la primera ronda de las elecciones el 2 de octubre.
La segunda vuelta entre Bolsonaro y da Silva está fijada para el 30 de octubre
“Brasil está aterrado viendo los acontecimientos que, este domingo, alcanzan el pico del absurdo”, escribió en Twitter Arthur Lira, presidente de la Cámara Baja del Congreso y aliado de Bolsonaro. “No toleraremos retrocesos ni ataques contra nuestra democracia”.
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Savarese informó desde Sao Paulo.
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