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Los ucranianos que viven en un pueblo cerca de Kyiv han maldecido a los soldados “sanguinarios b*****d” de Vladimir Putin por destruir una iglesia que, según la leyenda, fue atacada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial pero sobrevivió.
La iglesia de San Jorge en Zavorychi, a unos 65 kilómetros al noreste de la capital, se incendió y quedó reducida a cenizas durante un bombardeo ruso a principios de esta semana, mientras las tropas del Kremlin avanzaban hacia la capital.
La leyenda cuenta que un soldado nazi intentó quemarla en 1941, pero se salvó por un acto de Dios.
Julia Tymoshenko, una joven de 22 años originaria del pueblo, que vio el incendio y lo grabó con una cámara, contó The Daily Beast: ““Una parte de mí ha muerto”.
“Siempre me ha gustado la Pascua… levantarme a las 3 de la mañana para bendecir la comida. La gente de nuestro pueblo solía traer cestas llenas de productos y colocarlas en un círculo alrededor de la iglesia”, dijo.
“Esos sanguinarios b****** abrieron fuego desde sus oxidados tanques directamente contra mi cuna, mi patria… esta iglesia era un símbolo de esa comunidad y de mi infancia en casa de la abuela”, añadió.
“Sólo puedo imaginar la pena que sintió mi abuela al ver desde su ventana cómo la iglesia se convertía en cenizas. Ahora arde todo lo que queda vivo en mí”.
Los intensos combates continúan en Kiev y sus alrededores desde hace días. Los analistas creen que el presidente ruso ve la capital como la ciudad más importante estratégicamente en su plan de invasión.
Una columna de 40 millas de largo de tanques y vehículos blindados rusos se ha ido acercando lentamente a la ciudad durante más de una semana, pero se ha visto empantanada por problemas logísticos y por la dura resistencia ucraniana.
Ha comenzado a moverse de nuevo y el viernes el Ministerio de Defensa británico dijo que “es probable que Rusia esté tratando de reajustar y reposicionar sus fuerzas para una nueva actividad ofensiva en los próximos días. Esto incluirá probablemente operaciones contra la capital Kyiv”.
Mientras las fuerzas de Putin avanzan sobre la capital, muchos residentes están huyendo.
Dasha, una psicoterapeuta de 31 años de Kiev, llegó el viernes a Medyka, el paso fronterizo más concurrido de Polonia con Ucrania, donde las temperaturas cayeron durante la noche a -9C.
Salió de Kiev el primer día de la invasión y se quedó en la ciudad occidental de Lviv, pero ahora ha abandonado Ucrania por consejo de su marido, que está en la reserva del ejército.
“Es difícil en Kiev, están rodeando la ciudad”, dijo, con dos perritos con sus correas.
“Me voy a Wroclaw (en el suroeste de Polonia), tengo algunos amigos allí”, dijo antes de romper a llorar. “No sé qué hacer ahora”.
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