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Se calcula que unas 300.000 personas en el Reino Unido padecen una enfermedad cardíaca potencialmente mortal, y un tercio de ellas probablemente desconoce que padece esta afección “silenciosa”, según una nueva investigación.
La estenosis de la válvula aórtica es una afección progresiva y potencialmente mortal, y más de la mitad de quienes padecen esta enfermedad avanzada probablemente morirán en un plazo de cinco años si no reciben el tratamiento oportuno.
La enfermedad hace que la principal válvula de salida del corazón se endurezca y estreche, reduciendo o bloqueando el flujo sanguíneo del corazón al resto del cuerpo.
En una proporción significativa de pacientes, la afección permanece en silencio y los síntomas sólo aparecen cuando la enfermedad ya está avanzada.
Según una nueva investigación, se calcula que unas 300.000 personas padecen la enfermedad. Casi un tercio de esos casos -92.389 personas- tienen una versión “silenciosa” de la afección, que presenta síntomas limitados.
Los científicos han advertido que sólo se detectará la enfermedad en esas personas si se someten a un examen proactivo o a pruebas para detectar otros problemas cardíacos.
Unas 35.000 personas morirán cada año a causa de la estenosis de la válvula aórtica si no son tratadas con la suficiente prontitud, según la investigación, publicada en la revista Open Heart, sugiere.
En los próximos cinco años, se calcula que casi 10.000 de estas muertes se producirán entre personas de 55 a 64 años, unas 30.000 entre personas de 65 a 74 años y 87.000 entre personas de 75 a 84 años. El estudio predice que otras 48.000 personas mayores de 85 años morirán de esta enfermedad.
Los autores concluyeron que su estudio sugería que “la estenosis grave de la válvula aórtica es una enfermedad común que afecta a muchos individuos de la población británica de 55 años o más. Sin una detección e intervención adecuadas, es probable que sus perspectivas de supervivencia sean escasas.”
También dijeron que la carga prevista de la enfermedad en el NHS es probable que sea mayor que la capacidad que tiene el servicio de salud para hacer frente a ella.
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