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Bruno Fernandes mueve los hilos en el inicio de la era Manchester United post Ronaldo

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En las notas del programa de Erik ten Hag no se abordó un tema. No se menciona a nadie. Había un párrafo de 81 palabras en la página siguiente; por si acaso alguien se había presentado en Old Trafford con la ilusión de que Cristiano Ronaldo seguía jugando en el Manchester United, le alertaba de su marcha, si no de las circunstancias de la que quizá haya sido la salida más explosiva desde la de Roy Keane en 2005. La brevedad fue reveladora.

Apenas fue un homenaje, pero quizás el último acto de Ronaldo en el United significase que, si no había sido borrado de la historia, sí había pasado al pasado. Los aficionados pidieron a coro la marcha de los Glazer; no hubo cánticos nostálgicos de “Viva Ronaldo”. En cambio, la vida después de Ronaldo comenzó con una ilustración de cómo el United puede beneficiarse de la marcha del autor de 819 goles en la carrera más prolífica de todas.

Ganar al Burnley era de esperar; los partidos en casa contra rivales de inferior categoría deben ganarse. Pero las individualidades liberadas y un equipo más fluido ofrecieron un atisbo del tipo de fútbol que quiere Ten Hag. La segunda venida de Ronaldo se convirtió en un año perdido para el United. Si, para algunos, el objetivo es rebobinar el reloj para recuperar la forma que mostraron con Ole Gunnar Solskjaer, ahora Ten Hag puede dar forma a un futuro.

Bruno Fernandes parece un doble beneficiario de la caída en desgracia de Ronaldo. El United vuelve a sentir a su equipo, Portugal por primera vez. Estuvo magnífico en tres de sus cuatro partidos como titular en el Mundial, y aun así remató al larguero en el otro. En su regreso al club, ejerció de mediapunta.

Perforó la defensa del Burnley cuando Alejandro Garnacho falló una ocasión temprana. Dio dos magníficos pases en diagonal de izquierda a derecha, uno a Aaron Wan-Bissaka, que propició el primer gol de Christian Eriksen, y el otro a Rashford, cuando Scott McTominay disparó fuera. Cada uno de ellos fue una prueba de que Fernandes responde a los corredores que le rodean; se ve obstaculizado por un delantero más estático. Ten Hag elogió a su capitán por el “gran pase” que dio lugar al primer gol. El intercambio de posiciones, de modo que un lateral derecho pudiera aparecer en la banda derecha para centrar y uno de los centrocampistas más profundos en el área pequeña para rematar, puso de manifiesto el poder de un colectivo.

“Creo que ha sido un gran gol, y la sincronización de los movimientos ha sido fantástica”, declaró Marcus Rashford. “Casi parece un gol sencillo, pero fue como un reloj”. Él mismo marcó el segundo, y si una carrera en solitario desde su propio campo recordó a la de Ronaldo en su primera etapa en el United, pocos sufrieron más el regreso de Ronaldo que Rashford. No fue ni mucho menos el único factor de la peor temporada de su carrera, pero el renacimiento de Rashford se aceleró con la marcha de Ronaldo.

Rashford sólo marcó cinco goles en liga con el portugués en el campo; después de tres en el Mundial llegó uno contra el Burnley. “Estuvo genial”, dijo Ten Hag. “Creo que era una amenaza constante y que jugaba en la línea de fondo y era peligroso con su regate y sus movimientos. Corre mucho. Al final saca provecho”.

Probablemente no era una crítica velada al hombre que apenas corre, pero hay argumentos para decir que Ronaldo chupa el oxígeno del resto de un ataque. Rashford se sintió disminuido en su presencia, pero señaló que, sobre su oleada para marcar: “Hay espacio delante de ti y casi estás esperando el momento adecuado para dar un pase, pero el hueco se abrió.”

Ronaldo podría haber llenado ese hueco, o haberle cerrado el paso. En lugar de eso, Anthony Martial, el delantero elegido por Ten Hag, realizó una carrera señuelo de dentro a fuera, desde el centro hacia la banda derecha. Martial había liberado espacio para Eriksen en el primer gol, al permitir al danés correr por delante de él para convertirse en el jugador más adelantado.

Esto apunta a una responsabilidad compartida a la hora de marcar. De hecho, el trabajo de liderar la línea fue para tres jugadores en diferentes momentos: primero Martial, luego Rashford y finalmente Anthony Elanga. Que el sueco no sea realmente un delantero apunta a una relativa escasez de delanteros. En una noche sin Jadon Sancho, al que no se consideró preparado ni mental ni físicamente, y en la que Alejandro Garnacho desperdició el balón, demostrando que un prodigio puede no estar listo para ser titular, se subrayó por qué el United quiere añadir otro atacante. Antony será presumiblemente titular el martes contra el Nottingham Forest, pero Rashford ha vuelto a ser el delantero titular del United, al igual que Fernandes es el hombre principal. Y ninguno de los dos era un estatus que ostentaba la temporada pasada tras el regreso de Ronaldo.

Jared Grant

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