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Más de 300 científicos y expertos en salud pública han pedido al gobierno que priorice y apoye mejor los esfuerzos para vacunar a la población mundial, advirtiendo que de no hacerlo se corre el riesgo de que aparezca una nueva variante del coronavirus que podría prolongar la pandemia.
En una carta dirigida al Primer Ministro, los expertos advirtieron que permitir que un gran número de personas de países de ingresos bajos y medios no se vacunen es “un enfoque imprudente para la salud pública”.
Las vacunas no serán eficaces para evitar que surjan nuevas variantes preocupantes “a menos que compartamos esta tecnología con el mundo y aumentemos la cobertura de vacunación global”, afirman.
La carta ha sido firmada por 13 miembros del comité y subcomités gubernamentales de Sage, un miembro de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA) y un asesor del Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización (JCVI).
Se unen a un antiguo director general del NHS, Lord Nigel Crisp; a un premio Nobel, Sir Richard Roberts; y a varios asesores de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La carta insta al primer ministro a anteponer la salud pública a los intereses comerciales de la industria farmacéutica y a apoyar los esfuerzos internacionales para suspender las normas de propiedad intelectual que impiden a los países de menores ingresos fabricar las vacunas, pruebas y tratamientos de Covid-19.
El Reino Unido, junto con la UE y Suiza, está bloqueando la medida en la Organización Mundial del Comercio (OMC), que fue propuesta por primera vez por India y Sudáfrica en octubre de 2020 y cuenta con el apoyo de más de 130 países.
Los científicos también piden que el Gobierno “utilice todos los medios a su alcance” para animar a las empresas farmacéuticas a compartir las recetas de las vacunas.
Quieren que empresas como Pfizer, Moderna y AstraZeneca colaboren con la OMS para transferir la tecnología necesaria para la fabricación de vacunas a empresas de países de ingresos bajos y medios.
Los expertos han identificado 100 fabricantes en África, Asia y América Latina que son capaces de fabricar vacunas de ARNm, si se suspenden las normas de propiedad intelectual y las empresas farmacéuticas comparten los planos necesarios.
Más de 3.000 millones de personas en todo el mundo aún no han recibido su primera dosis de la vacuna Covid-19 y se han administrado más refuerzos en los países ricos que el número total de todas las dosis administradas hasta ahora en las naciones más pobres.
Lord Nigel Crisp, antiguo director ejecutivo del NHS England, dijo: “A lo largo de esta pandemia, el gobierno ha prometido que seguirá la ciencia. La evidencia científica ha sido clara desde el comienzo de la pandemia, en el sentido de que la mejor manera de mantenernos a nosotros mismos y a nuestro NHS a salvo de las nuevas variantes es vacunar al mundo.
“Por muy loables que sean las donaciones de vacunas, nunca serán suficientes para acabar con la pandemia. Hay capacidad de fabricación sin explotar en las mismas naciones que más necesitan vacunas y tratamientos. Por el bien de la vida de las personas en esos países y la nuestra, debemos utilizarla.”
Laura Merson, directora asociada del Observatorio de Datos de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Oxford, dijo: “La relajación de las restricciones del plan B puede dar la impresión de que la pandemia está llegando a su fin. Pero no habrá terminado hasta que abordemos el riesgo de nuevas variantes en la raíz: en las poblaciones que no han tenido acceso a las vacunas.”
La carta fue coordinada por científicos que trabajan con el grupo de campaña Global Justice Now y está dirigida al primer ministro Boris Johnson, al secretario de sanidad Sajid Javid, a la secretaria de asuntos exteriores Liz Truss, a la secretaria de comercio Anne-Marie Trevelyan y al secretario de negocios Kwasi Kwarteng.
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