La tercera ronda de conversaciones de paz en el Congo, facilitada por el bloque regional de África Oriental, se inauguró el lunes en Nairobi, la capital de Kenia, con un plan para discutir reformas que faciliten el desarme de los grupos rebeldes.
El presidente de Kenia, William Ruto, y el de Burundi, Évariste Ndayishimiye, asistieron en persona a la sesión inaugural del lunes, mientras que los presidentes del Congo, Ruanda y Uganda lo hicieron de forma virtual.
Los líderes reiteraron su compromiso de apoyar y garantizar una paz duradera en el Congo.
El facilitador de las conversaciones, el ex presidente keniano Uhuru Kenyatta, dijo que el objetivo era debatir el proceso político y las reformas institucionales que garanticen un entorno propicio para el desarme, la rehabilitación y la reintegración de los grupos armados en el Congo.
Los líderes que asistieron a una cumbre en Angola la semana pasada pidieron un alto el fuego seguido de una retirada de los rebeldes de las principales ciudades que actualmente están bajo el control del grupo rebelde M23.
Aunque el M23 no fue formalmente parte de las conversaciones en Angola, ha dicho que aceptará el alto el fuego. Pero también dice que no confía en que el gobierno congoleño cumpla el acuerdo y ponga fin a las hostilidades.
El secretario general del bloque regional de África Oriental, Peter Mathuki, dijo que algunos de los grupos estaban presentes en las conversaciones del lunes, pero no especificó cuáles.
El facilitador planea identificar la causa fundamental del conflicto en las cinco provincias del Congo y discutir la restauración del liderazgo estatal en las provincias para facilitar una paz duradera.
También se debatirá el pleno despliegue de fuerzas regionales compuestas por soldados de los Estados miembros.
Ya se ha desplegado un contingente de tropas kenianas en el este del Congo como parte de una fuerza regional que incluye tropas de Uganda, Burundi y Sudán del Sur.
Kenyatta subrayó que la región sólo puede facilitar el proceso de paz. Al final es el pueblo congoleño el que garantizará la paz y tiene la enorme responsabilidad de mantenerla.
“Espero que se presenten oportunidades que permitan a la región seguir trabajando estrechamente para mejorar y fortalecer los lazos de amistad decidida y cooperación estratégica en beneficio mutuo de todos los ciudadanos de África Oriental”, dijo.
El grupo rebelde M23 saltó a la fama hace una década, cuando sus combatientes se apoderaron de Goma, la mayor ciudad del este del Congo, situada en la frontera con Ruanda. Tras un acuerdo de paz, muchos de los combatientes del M23 se integraron en el ejército nacional.
El grupo resurgió el pasado mes de noviembre, alegando que el gobierno no había cumplido sus promesas de una década. En junio, el M23 había tomado la estratégica ciudad de Bunagana, cerca de la frontera con Uganda.
El M23 ha sido un punto de fricción en el deterioro de las relaciones entre el Congo y Ruanda. Muchos de los combatientes rebeldes son de etnia tutsi congoleña y el presidente de Ruanda es de ascendencia tutsi ruandesa.
Cuando se formó hace más de una década, el M23 luchaba por proteger los derechos de los tutsis del Congo. Pero muchos observadores afirman que el M23 y otros grupos armados que operan en el este del Congo buscan ahora el control de la enorme riqueza mineral de la región.
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