Dos tercios de las personas que administran inyecciones de cirugía estética no son médicos calificados, según una encuesta

Más de dos tercios de las personas que administran inyecciones de cirugía estética como Botox en el Reino Unido no son médicos calificados, sugiere un nuevo estudio.

El estudio es la primera encuesta sobre quién brinda servicios de cosméticos inyectables, incluida la toxina botulínica (Botox) y rellenos dérmicos, en el país.

Los expertos sugieren que sin conocer los antecedentes profesionales de los practicantes, la industria no puede regularse adecuadamente.

Para conocer las calificaciones de antecedentes, la capacitación y los niveles de experiencia de quienes administraban los tratamientos, los investigadores de la UCL analizaron 3000 sitios web.

Identificaron 1.224 clínicas independientes y 3.667 profesionales que administraban inyecciones cosméticas.

De las profesiones representadas, el 32% eran médicos, el 13% enfermeras, el 24% dentistas y el 8% enfermeras dentales.

Según los hallazgos, de los 1.163 médicos identificados, el 41 por ciento estaban en el registro de especialistas y el 19 por ciento estaban en el registro de médicos de cabecera.

El estudio, publicado en la Revista de Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética, encontró que entre las 27 especialidades representadas en el registro de especialistas, la cirugía plástica era el grupo más grande (37 por ciento) seguida por la dermatología (18 por ciento).

El Dr. David Zargaran, Cirugía Plástica de UCL, autor del estudio, dijo: “Existen desafíos bien documentados, pero hasta la fecha sin abordar, en el mercado de inyectables cosméticos del Reino Unido.

“Sin el conocimiento de los antecedentes profesionales de los practicantes, no podemos regular adecuadamente la industria.

“Nuestra investigación destaca que la mayoría de los profesionales no son médicos e incluyen a otros profesionales de la salud, así como a profesionales que no son de la salud, como esteticistas.

“La gama de antecedentes abre una pregunta más amplia relacionada con la competencia y el consentimiento.

“Uno de los desafíos clave que enfrenta el esquema de licencias del Gobierno es garantizar que los profesionales a los que se otorga una licencia posean las habilidades y la experiencia necesarias para administrar su tratamiento de manera segura y minimizar los riesgos para los pacientes.

“Es importante que los pacientes puedan sentirse cómodos y seguros de que la persona que administra su tratamiento es competente en el procedimiento como base fundamental del consentimiento informado.

“Esta investigación proporciona una visión única del sector para ayudar a informar a los reguladores y a los pacientes, y trabajar hacia una industria de inyectables cosméticos más segura y transparente en el Reino Unido”.

Según el estudio, se prevé que el mercado de inyectables del Reino Unido alcance un valor de 11 700 millones de libras esterlinas para 2026, pero hasta la fecha no está regulado.

El gobierno del Reino Unido se está preparando para actualizar la política sobre inyectables, y está previsto que comience una consulta pública sobre la industria en agosto de 2023. Se espera que las recomendaciones informen las enmiendas a la Ley Médica en 2024.

La profesora Julie Davies, UCL Global Business School for Health, coautora del estudio, dijo: “La industria de los inyectables cosméticos del Reino Unido se ha expandido rápidamente en los últimos años. Esto ha sucedido en gran medida sin escrutinio ni supervisión.

“Nuestros hallazgos deberían ser una llamada de atención para que los legisladores implementen una regulación efectiva y estándares profesionales para proteger a los pacientes de las complicaciones.

“Aunque los riesgos asociados con las inyecciones suelen ser leves y temporales, las complicaciones físicas pueden ser permanentes y debilitantes.

“También hay serias consecuencias psicológicas, emocionales y financieras para los pacientes cuando los procedimientos salen mal”.

Además de los antecedentes profesionales de quienes administran inyecciones cosméticas, hasta hace poco tiempo se ha investigado poco sobre la incidencia de complicaciones y el impacto que éstas tienen sobre los pacientes.

Un segundo estudio de los mismos autores, publicado el 3 de julio, encontró que el 69 por ciento de las personas que respondieron al estudio habían experimentado efectos adversos duraderos, como dolor, ansiedad y dolor de cabeza.