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El descubrimiento por parte de la policía holandesa de una cámara de tortura insonorizada que presuntamente utilizaba una banda de narcotraficantes debería recordar a los consumidores de cocaína las consecuencias de sus hábitos, según un fiscal.
Koos Plooij declaró ante un tribunal de Ámsterdam que la violencia causada por el tráfico de drogas era un resultado “repulsivo, pero aparentemente inevitable” del uso generalizado de sustancias ilegales en el Países Bajos y sus países vecinos.
“La cuestión es cuántas personas están dispuestas a admitir que existe realmente una conexión entre su consumo de cocaína -ya sea para salir de fiesta, hacer frente al estrés laboral o suprimir problemas psicológicos- y el submundo que está encantado de responder a la demanda, pero según sus propias reglas: corrompiendo, socavando, endureciendo, sin escatimar nada ni a nadie”, dijo el Sr. Plooij.
Las declaraciones se hicieron en la última vista del caso de 11 sospechosos que están acusados de planear el asesinato de rivales en un aparente lugar de tortura en Wouwse Plantage, en Brabante. Uno de los sospechosos es un presunto líder de la red conocido como Roger ‘Piet Costa’ P.
En 2020, los agentes de la policía holandesa descubrieron siete contenedores de transporte en Wouwse Plantage, en Brabante, mediante mensajes interceptados. Seis de los contenedores se utilizaban supuestamente como celdas que contenían esposas y esposas para las piernas.
Un séptimo contenedor incluía una silla de dentista readaptada con correas para atar brazos y piernas, pinzas para los dedos, bisturíes, martillos, alicates, tijeras de podar, quemadores de gas, cintas para atar y cinta adhesiva. El contenedor estaba insonorizado.
Los agentes también encontraron un congelador lo suficientemente grande como para albergar a varias personas y en él una cubeta para mezclar mortero que supuestamente iba a ser utilizada para las víctimas del waterboarding.
Los fiscales facilitaron al tribunal un mensaje interceptado del sospechoso conocido como Piet Costa en el que escribía: “Ahora hay unos cuantos y espero tener la oportunidad de torturarlos”.
El tribunal escuchó que un segundo sitio en Rotterdam era la base de un “equipo de detención” cuya tarea era recoger a sus objetivos y llevarlos al sitio en Wouwse Plantage.
En ambos lugares, los agentes encontraron uniformes de policía robados, chalecos antibalas y luces azules intermitentes.
Los fiscales pidieron una condena de 12 años de cárcel para Roger P, conocido como Piet Costa, que ya se enfrenta a una pena de 17 años y nueve meses de cárcel por otra condena. Ha sido descrito como una figura prominente en el mundo de la droga.
La fiscalía dijo que no había nada que corroborara las afirmaciones hechas por uno de los sospechosos de que creían que los contenedores se estaban instalando con el fin de cultivar cáñamo.
Los sospechosos niegan los cargos.
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