El jefe de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, se esfuerza por reactivar el acuerdo de exportación de cereales del Mar Negro destinado a aliviar una crisis alimentaria mundial, expresando su “profunda preocupación” por la suspensión unilateral del acuerdo por parte de Rusia con Ucrania.
El régimen de Vladimir Putin escribió a Guterres el sábado para anunciar que suspendía “indefinidamente” su participación en el acuerdo porque no podía “garantizar la seguridad de los barcos civiles” que viajaban en el marco del pacto, tras acusar a Ucrania de un importante ataque con drones a su flota del Mar Negro estacionada en la ilegalmente anexionada Crimea.
La medida recortará drásticamente los envíos de grano desde Ucrania, una nación descrita frecuentemente como el “granero del mundo”, y se esperaba que los precios mundiales del trigo se dispararan el lunes en lo que Kiev calificó de “juegos del hambre” de Moscú.
El Sr. Guterres retrasó un día su salida para la Cumbre de la Liga Árabe en Argel y estaba llevando a cabo “intensos contactos para poner fin a la suspensión rusa de su participación”, dijo la ONU el domingo.
Ucrania advirtió que 218 buques habían sido “efectivamente bloqueados” por la decisión de Moscú, y el presidente Voldymyr Zelensky afirmó que la medida amenazaba con una hambruna a gran escala en África y Asia.
Cuando se firmó el acuerdo, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU dijo que unos 47 millones de personas sufrían “hambre aguda” después de que la guerra de Putin detuviera los envíos ucranianos, provocando una escasez mundial de alimentos y disparando los precios.
El acuerdo había garantizado la entrada y salida segura de Odesa y otros dos puertos ucranianos en lo que un funcionario calificó de “alto el fuego de facto” para los barcos y las instalaciones cubiertas. Como resultado, se exportaron más de 9 millones de toneladas de maíz, trigo, productos de girasol, cebada, colza y soja.
Los militares ucranianos afirmaron que la propia Rusia podría haber sido la responsable del ataque con drones contra la flota de Moscú en Sebastopol el sábado, y el ministro de Asuntos Exteriores de Kiev, Dmytro Kuleba, acusó a Putin de utilizar las explosiones a unas 137 millas del corredor de cereales como “falso pretexto” para una maniobra largamente planeada.
Turquía, que negoció el acuerdo el 22 de julio junto a la ONU, dijo que su ministro de Defensa estaba en conversaciones con sus homólogos rusos y ucranianos para reanudar el acuerdo y había pedido a las partes que evitaran cualquier “provocación”.
El Centro de Coordinación Conjunta -el organismo creado por la ONU, Turquía, Rusia y Ucrania que coordinó el acuerdo- dijo el sábado por la noche que estaba “discutiendo los próximos pasos” tras la decisión de Moscú, con al menos 10 barcos a la espera de entrar en el corredor humanitario.
La noche siguiente, anunció que la ONU, Ucrania y Turquía habían acordado un plan para trasladar el lunes 14 buques que se encuentran actualmente en aguas turcas, y para que se proporcionen inspecciones a 40 buques de salida – con la delegación de Moscú informada de los planes.
El acuerdo sobre los cereales debía expirar el 19 de noviembre, fecha antes de la cual Rusia había afirmado en repetidas ocasiones que tenía graves problemas con el acuerdo, mientras que el Sr. Zelensky ha acusado a Moscú de bloquear unos 175 buques en el corredor desde septiembre.
Guterres, que había impulsado una prórroga más allá de la fecha de caducidad, buscaba también el domingo lograr “la renovación y la plena aplicación de la iniciativa para facilitar las exportaciones de alimentos y fertilizantes desde Ucrania, así como eliminar los obstáculos que aún existen para las exportaciones de alimentos y fertilizantes rusos”, según la ONU.
Ante la creciente amenaza de las contraofensivas ucranianas, Putin ha recurrido cada vez más a los ataques rusos con drones y misiles contra la infraestructura ucraniana en las últimas semanas, que han destruido más del 30% de la capacidad energética de Ucrania.
Kiev acusa a menudo a Rusia de utilizar su Flota del Mar Negro para disparar misiles de crucero contra objetivos civiles ucranianos, y algunos analistas militares dicen que esto convierte a la flota en un objetivo militar legítimo.
En una notable acusación contra un miembro de la OTAN, el Ministerio de Defensa de Rusia afirmó el sábado que “especialistas” de la Marina Real Británica habían ayudado a coordinar el ataque a su flota en Sebastopol – y de la participación en el “ataque terrorista” a los gasoductos Nord Stream el mes pasado.
El Ministerio de Defensa del Reino Unido calificó las acusaciones de Rusia de “afirmaciones falsas de escala épica” destinadas a “restar importancia a su desastrosa gestión de la invasión ilegal de Ucrania”.
El embajador adjunto de Moscú en la ONU, Dmitry Polyansky, dijo que Rusia había pedidoel Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá el lunes para discutir el ataque de Sebastopol, cuya responsabilidad no ha sido confirmada ni negada por Ucrania.
Zelensky, por su parte, pidió una respuesta contundente de la ONU y del G20 a lo que calificó como una medida absurda de Rusia sobre el acuerdo de cereales.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó la decisión de Rusia de “puramente escandalosa” y advirtió que aumentaría la hambruna, mientras que su secretario de Estado, Antony Blinken, acusó a Moscú de convertir los alimentos en armas.
“Cualquier acto de Rusia para interrumpir estas exportaciones de grano crítico es esencialmente una declaración de que la gente y las familias de todo el mundo deben pagar más por los alimentos o pasar hambre”, dijo Blinken.
Sin embargo, el embajador ruso replicó que la respuesta de Washington al “ataque terrorista” en Sebastopol era “verdaderamente indignante”, acusando a EEUU de no condenar “las acciones imprudentes del régimen de Kiev” y de “despreciar” las reclamaciones de Moscú sobre la implicación británica.
Información adicional de AP
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