Un cirujano militar que destapó el encubrimiento por China de la epidemia de síndrome respiratorio agudo severo (SARS) en 2003 y posteriormente fue puesto bajo arresto domiciliario por su franqueza en asuntos políticos ha muerto a la edad de 91 años.
Jiang Yanyong murió de neumonía y otras enfermedades el sábado, según dos de sus amigos.
Uno de ellos fue citado por los medios locales diciendo que Jiang había contraído el virus en enero.
Al parecer, en los últimos años se había mantenido enfermo, según algunos de sus familiares.
Jiang había sido cirujano jefe del hospital general del Ejército Popular de Liberación chino antes de jubilarse. Se había convertido en un héroe nacional al sacar a la luz el encubrimiento por parte del gobierno chino del alcance de la epidemia de Sars en 2003.
Según Associated Press, las noticias sobre la muerte de Jiang -e incluso su nombre- fueron censuradas en China, lo que subraya que seguía siendo una figura políticamente delicada incluso a una edad avanzada.
En 2004, Filipinas le concedió el Premio Ramón Magsaysay al Servicio Público. En la mención, se le elogiaba por haber roto “el hábito de silencio de China y haber sacado a la luz la verdad sobre el SARS”.
En el punto álgido de la epidemia de SARS en China, Jiang se sorprendió cuando el entonces ministro de Sanidad del país, Zhang Wenkang, apareció en televisión y dijo que en Pekín sólo había 12 casos de SARS y tres muertes.
“Aquí se está seguro, se lleve o no se lleve la mascarilla. Pekín es perfectamente segura para visitarla por negocios o por placer”, había dicho.
Jiang escribió una carta al día siguiente, diciendo que ya había más de 100 casos sólo en Beijing. Acusó a Zhang, que también se había formado como médico militar, de “abandonar incluso sus normas más básicas de integridad como médico”.
Los comentarios supusieron un gran riesgo para Jiang.
Pero sin miedo a las consecuencias de la carta, firmó con su nombre y la envió a varios medios de comunicación locales, lo que tuvo una repercusión inmediata.
La Organización Mundial de la Salud presionó a Pekín y los inspectores de la agencia sanitaria mundial visitaron los hospitales donde el denunciante había afirmado que había casos ocultos.
Como consecuencia, los dirigentes chinos despidieron al ministro de Sanidad y al alcalde de Pekín.
Durante un breve periodo, Jiang fue aclamado en todo el país. “Su objetivo no era desprestigiar a China”, dijo más tarde su hija Jiang Rui en una entrevista. “Simplemente vio que tenía la oportunidad de salvar vidas”.
A partir de 2004, Jiang y su esposa fueron puestos periódicamente bajo arresto domiciliario por apelar a los líderes comunistas del país para que se reevaluaran las protestas de 1989.
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