La nueva estrategia de la administración Biden para el Indo-Pacífico hace hincapié en no actuar en solitario frente a la creciente influencia y ambiciones de China, subrayando los esfuerzos de la administración para reforzar la cooperación en materia de seguridad y otros lazos con aliados y socios en la región.
El documento de estrategia recién publicado el viernes se dio a conocer mientras el Secretario de Estado Antony Blinken se encontraba en el Pacífico, reuniéndose con diplomáticos de Japón, Corea del Sur, las naciones insulares del Pacífico y otros gobiernos, ondeando la bandera de Estados Unidos, mientras los Juegos Olímpicos estaban en marcha en Pekín para captar parte de la atención mundial.
Altos funcionarios de la administración dijeron que la ampliación del compromiso de Estados Unidos en la región bajo el mandato del presidente Joe Biden era algo que los países de la zona deseaban, y afirmaron que Estados Unidos no estaba presionando a los estados de Asia y el Pacífico para que eligieran un bando entre Estados Unidos y China.
Los funcionarios hablaron con los periodistas bajo condición de anonimato para explicar el pensamiento que subyace a la nueva estrategia Indo-Pacífica de la administración.
El objetivo de Estados Unidos en la región “no es cambiar a China, sino moldear el entorno estratégico en el que opera”, afirma el documento de estrategia. Estados Unidos aboga por “construir un equilibrio de influencia” favorable a Estados Unidos y a sus aliados y socios, y por gestionar responsablemente su competencia con China.
El gobierno de Biden aún no ha publicado un documento de estrategia en el que se exponga el pensamiento de la política estadounidense hacia China y la creciente influencia de este país a nivel mundial y en Asia y el Pacífico. También ha mantenido aspectos del enfoque erizado de la administración Trump hacia China, incluyendo los aranceles, y un discurso más duro por ambas partes. El retraso en la publicación de una gran visión sobre China ha suscitado críticas, sobre todo teniendo en cuenta el énfasis de Biden en China como uno de los retos de la política exterior de Estados Unidos a largo plazo.
Aunque separada de la de China, ésta sigue ocupando un lugar destacado -y a menudo duro- en la estrategia del gobierno para el Indo-Pacífico.
La “coerción y agresión de China se extiende por todo el mundo, pero es más aguda en el Indo-Pacífico”, declara la administración en el documento. Cita las campañas económicas que presionan a Australia, el conflicto a lo largo de la Línea de Control de China con la India, la presión sobre Taiwán y el “acoso a los vecinos en los mares de China Oriental y Meridional”.
En cuanto a las cuestiones de seguridad en el Indo-Pacífico, el gobierno de Biden dice que su plan incluye el apoyo continuo a la autodefensa de Taiwán, que China reclama como su territorio; una integración militar más profunda con los países de la región para disuadir a China, como con el acuerdo del año pasado con Australia sobre los submarinos de propulsión nuclear; y la ampliación de los esfuerzos contra los ataques cibernéticos y las amenazas de la tecnología emergente.
Otras prioridades -que también continúan o amplían las propuestas de la administración Biden- incluyen la promoción del estado de derecho en los mares y cielos de la región, donde China realiza frecuentes incursiones en el espacio aéreo y las aguas que los vecinos reclaman como suyas, y el apoyo a la restauración de la democracia en Myanmar, gobernada por los militares.
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