Las personas que padecen la enfermedad del hígado graso no alcohólico -una acumulación de células grasas en el hígado- pueden tener un mayor riesgo de demencia, según un nuevo estudio.
La investigación también indica que las personas que padecen la enfermedad y que también tienen una enfermedad cardíaca o que han sufrido un accidente cerebrovascular, podrían tener un riesgo aún mayor de demencia.
Las investigaciones sugieren que la enfermedad del hígado graso no alcohólico afecta hasta al 25% de las personas en todo el mundo y es la forma crónica más común de enfermedad hepática.
Dado que a menudo no hay síntomas, muchas personas no saben que la padecen, pero cuando hay síntomas éstos pueden incluir fatiga y dolor o molestias en la parte superior derecha del abdomen.
Mientras que el consumo excesivo de alcohol puede causar la enfermedad del hígado graso, la enfermedad del hígado graso no alcohólico puede deberse a la obesidad y a afecciones relacionadas, como la hipertensión arterial o la diabetes de tipo 2.
La autora del estudio, Ying Shang, del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia), dijo: “Los factores de riesgo comunes tanto para la enfermedad del hígado graso no alcohólico como para la demencia incluyen trastornos metabólicos como la hipertensión arterial, la diabetes y la obesidad.
“Así que nuestro estudio pretendía determinar si existía una relación entre esta forma de enfermedad hepática y el riesgo de demencia de una persona, independientemente de estos factores de riesgo”.
En el estudio, los investigadores analizaron 30 años de registros nacionales de pacientes suecos e identificaron a 2.898 personas de 65 años o más a las que se les había diagnosticado la enfermedad del hígado graso no alcohólico.
También identificaron a 28.357 personas sin la enfermedad que fueron emparejadas por edad, sexo y ciudad de residencia a la edad del diagnóstico.
Los investigadores realizaron un seguimiento de los pacientes durante una media de más de cinco años, y descubrieron que 145 personas con hígado graso no alcohólico, es decir, el 5%, fueron diagnosticadas de demencia, en comparación con 1.291 personas sin enfermedad hepática, es decir, el 4,6%.
Cuando se tuvieron en cuenta otros factores, como la presión arterial alta y la diabetes, el estudio descubrió que, en comparación con las personas sin enfermedad hepática, las que padecían hígado graso no alcohólico tenían una tasa de demencia un 38% mayor en general.
Cuando se analizó específicamente la demencia vascular, que está causada por un flujo sanguíneo inadecuado al cerebro, los investigadores descubrieron que las personas con enfermedad de hígado graso no alcohólico tenían una tasa un 44% mayor que las personas sin enfermedad hepática.
No encontraron una mayor tasa de enfermedad de Alzheimer.
Según el estudio, las personas con enfermedades hepáticas que también padecían enfermedades cardíacas tenían un 50% más de riesgo de padecer demencia.
Y los que tenían una enfermedad hepática y un accidente cerebrovascular tenían un riesgo 2,5 veces mayor de padecer demencia.
La Sra. Shang añadió: “Estos resultados ponen de relieve la posibilidad de que el tratamiento específico de esta forma de enfermedad hepática y de la enfermedad cardiovascular concurrente pueda reducir el riesgo de demencia.”
La Dra. Rosa Sancho, jefa de investigación de Alzheimer’s Research UK, dijo: “Este hallazgo pone de manifiesto que nuestro cerebro no funciona aislado del resto del cuerpo y que mejorar nuestra salud física puede ayudar a reducir el riesgo de demencia y a mantener un cerebro sano”.
“Las pruebas actuales sugieren que mantenerse activo física y mentalmente, estar conectado socialmente, no fumar, beber sólo con moderación, llevar una dieta equilibrada y mantener los niveles de colesterol y presión arterial bajo control pueden contribuir a mejorar la salud del cerebro.”
Los resultados se publican en la revista Neurology.
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