Los profesores de Parkland recuerdan con emoción a los alumnos muertos en la masacre en el juicio del tirador

En una emotiva jornada de testimonios en la fase penal del juicio contra Nikolas Cruz, alumnos y profesores del instituto Marjory Stoneman Douglas describieron ante el tribunal los sucesos del día de San Valentín de 2018, cuando 14 adolescentes y tres miembros del personal fueron asesinados por el tirador.

Los antiguos alumnos de la escuela, los más mayores aún con apenas 20 años, se compusieron al describir los horrores de aquel día en el que Cruz, que se declaró culpable el año pasado, arrasó con el edificio de primer año de la escuela en Parkland, Florida.

Al igual que en el testimonio del martes, la mayoría de los que hablaron se encontraban entre los 17 heridos en la lluvia de disparos que arrasó las aulas y los pasillos en la tarde del 14 de febrero de 2018.

Algunos de los testimonios más desgarradores fueron los de los profesores, que a veces se esforzaban, luchando contra las lágrimas, mientras relataban cómo decían a los alumnos que se refugiaran, cómo les ayudaban a escapar, cómo atendían a los heridos y cómo se daban cuenta de que algunos habían muerto.

Ivy Schamis impartía una clase de historia del Holocausto y dirigía a los alumnos en un debate sobre los Juegos Olímpicos de 1936 en la Alemania nazi. Recordó que el atleta estrella Nick Dworet sabía correctamente que Adolf Dassler había fundado la empresa de calzado Adidas y que su hermano había fundado la marca rival Puma.

Este momento de orgullo se acabó cuando los primeros disparos resonaron en el pasillo fuera del aula y los tiros atravesaron el cristal de la puerta con ventana.

“Fue realmente segundos después cuando el cañón de ese AR-15 emboscó nuestra aula”, testificó la Sra. Schamis, secándose los ojos. “Atravesó el panel de cristal y disparó por todas partes. Fue muy ruidoso. Muy aterrador. No dejaba de pensar en estos niños que no deberían estar viviendo esto”.

Después de que los estudiantes se apresuraran a refugiarse detrás de los muebles y el asesino avanzara por el edificio, la Sra. Schamis recuerda la valentía y la madurez de su clase mientras esperaban que la policía llegara hasta ellos.

De los que estaban en la sala ese día, tres resultaron heridos y dos muertos. A la Sra. Schamis le mostraron sus retratos y comenzó a llorar.

“Esa es mi chica, Helena Ramsay”, dijo, y añadió: “Nicholas Dworet, chico guapo”.

El hermano de Nick, Alex, que testificó el martes resultó herido cuando una bala le rozó la cabeza en un aula del otro lado del pasillo. En esa aula murieron tres estudiantes y varios más resultaron heridos.

La profesora Juletta Matlock se hizo eco de la Sra. Schamis en su descripción del ataque a su aula, donde dirigía una sesión de estudio. Tres estudiantes estaban fuera del aula con pases de pasillo cuando Cruz atacó y fueron asesinados en el pasillo.

La señora Matlock luchó contra las lágrimas cuando se le mostraron las fotos de Luke Hoyer, Martin Duque y Gina Montalto, todos de 14 años.

En otra aula, Ronit Reoven estaba dando su clase de psicología avanzada cuando escuchó por primera vez los disparos.

“Hubo varios disparos”, dijo. “Eran increíblemente fuertes. ¡BOOM BOOM BOOM BOOM! Me quedé paralizada por un momento y los alumnos saltaron de sus asientos. Por supuesto, se sobresaltaron y se asustaron”.

Cuando cesaron los disparos, la Sra. Reoven recordó a los alumnos heridos gimiendo y llorando. Hizo un torniquete con una manta para evitar que el brazo de un chico se desangrara.

Su compañero de clase utilizó una chaqueta vaquera para detener el flujo de sangre de las heridas del pecho y el brazo de una chica. Mientras que otra chica que había recibido un disparo en la rodilla parecía estar estable, su compañera de clase Carmen Schentrup, una semifinalista de la Beca Nacional al Mérito de 16 años, estaba tumbada boca abajo en un charco de sangre.

“Sabía que probablemente había muerto”, dijo la Sra. Reoven.

Mientras Cruz subía al tercer piso del edificio, Stacey Lippel daba clases de escritura creativa y Ernest Rospierski supervisaba otra sala de estudio cuando el humo y los escombros del tiroteo anterior activaron la alarma de incendios.

Sin ser conscientes del horror que se estaba produciendo en el piso inferior, las clases empezaron a evacuar el pasillo, que de repente estaba abarrotado. Los primeros estudiantes se encontraron con Cruz en la escalera y regresaron al piso gritando segundos antes de que comenzaran los disparos.

Cuando Cruz abrió fuego en la tercera planta, el Sr. Rospierski protegió a una docena de estudiantes en una alcoba mientras intentaba en vano abrir las puertas cerradas de las aulas. Después de que Cruz pasara, consiguió ayudarles a escapar por una escalera sufriendo rozaduras de bala en la cabeza y la cadera.

Mientras los disparos llegaban por el pasillo, la Sra. Lippel yScott Beigel, que enseñaba geografía en el aula vecina, desbloqueó rápidamente sus puertas y comenzó a hacer entrar a los estudiantes. Describió a Cruz saliendo del hueco de la escalera, “desplegando el rifle de un lado a otro, disparo tras disparo”, dijo. “Nunca se detuvo”.

Junto con 38 estudiantes, la Sra. Lippel entró en su habitación y cerró la puerta, sufriendo una herida en el brazo. El Sr. Beigel, cuya puerta se abrió hacia el otro lado, recibió un disparo mortal.

Su alumna, Veronica Steel, una de las muchas que han testificado este miércoles, ha contado al tribunal que su cuerpo cayó en la puerta impidiendo que se cerrara, lo que dejó a los alumnos del aula aterrorizados ante la posibilidad de que el tirador entrara.

Captó el momento en vídeo con su teléfono móvil, que fue reproducido ante el tribunal. Los gritos, la conmoción, los susurros, el llanto y la respiración de pánico fueron audibles para todos.

Cruz enterró la cara entre las manos y se metió los pulgares en los oídos, bloqueando los sonidos de aquel día de hace cuatro años.

El testimonio se produjo un día después de que los miembros del jurado vieran un vídeo de vigilancia que mostraba a las víctimas siendo abatidas a quemarropa. Cruz también mató a algunos de los heridos disparándoles por segunda vez mientras yacían en el suelo.

Cuando los jurados se hagan cargo del caso, votarán 17 veces, una por cada una de las víctimas, sobre si recomiendan la pena capital.

Para cada sentencia de muerte, el jurado debe ser unánime o la sentencia para esa víctima será de por vida. A los jurados se les dice que para votar por la muerte, las circunstancias agravantes de la fiscalía para esa víctima deben, a su juicio, “superar” las atenuantes de la defensa

Un jurado también puede votar por la cadena perpetua por piedad hacia Cruz. Durante la selección del jurado, los panelistas dijeron bajo juramento que son capaces de votar por cualquiera de las dos sentencias.

Con información de Associated Press