SDesde que se informó la variante omicron de Covid-19, hemos visto cambios en los mercados financieros, pronósticos de turbulencia económica y un regreso de disputas políticas sobre la restricción del comportamiento de las personas para ayudar a frenar su propagación.
La aparición de la nueva variante es un recordatorio de que los empleadores, los trabajadores y los hogares, así como los políticos, anhelan la certeza. Pero si hay una lección de los últimos 18 meses es que el coronavirus nos ha metido en un túnel de incertidumbre. La imposición del miércoles de las restricciones del “Plan B” en el Reino Unido fue otro recordatorio de la volatilidad en curso.
Esto tiene dos implicaciones que cobrarán importancia en las próximas semanas. La primera es que nos está tomando mucho más tiempo comprender las implicaciones para la salud, y mucho menos las económicas, de cada nueva fase del coronavirus. Es comprensible que todos estén buscando hechos en los que puedan confiar para justificar su confianza de que hay una luz al final de ese túnel, y específicamente una que permitirá que la Navidad sea lo más normal posible en el hemisferio norte.
Comments