¿Pueden los pequeños comercios independientes seguir satisfaciendo todos los presupuestos?

I tengo predilección por los pequeños comercios, especialmente por los que tienen historia, unas cuantas generaciones a sus espaldas y que ejercen un oficio cada vez más especializado en un mundo lleno de atajos. Hay mucho que admirar en una oferta establecida que prospera a pesar de los muchos retos a los que se enfrentan las empresas independientes. Es una apreciación que ha crecido cuanto más tiempo he pasado haciendo la crónica de sus fortunas.

También recuerdo que muchos de los negocios independientes sobre los que he escrito tienen una buena historia que contar, lo que puede alimentar una visión de color rosa con ciertas expectativas sobre el sector en general. Como cliente, la realidad puede ser más variable. “Comprar a pequeña escala, comprar a nivel local” es un mantra bastante arraigado hoy en día, una garantía automática de calidad y servicio superiores. Pero yo no estoy tan seguro. A veces parece que se nos dice tan a menudo que debemos apoyarlos que nos olvidamos de ser un poco más exigentes.

De vez en cuando, al igual que esas horribles cafeterías con comida sobrevalorada y mesas sucias, pero repletas de clientes cautivos debido a su idílica ubicación, la buena voluntad de los consumidores no siempre se ve recompensada. Me lo recordaron hace poco al comprar un ramo de flores para el cumpleaños de mi madre.