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El presidente de Sri Lanka, Ranil Wickremesinghe, dijo que el estado de emergencia impuesto para frenar las protestas generalizadas en todo el país no se extenderá más allá de esta semana.
“La situación en el país se ha estabilizado, no hay necesidad de reimponer el estado de emergencia cuando éste caduque esta semana”, dijo el martes la oficina de medios de comunicación del Sr. Wickremesinghe.
Wickremesinghe impuso el estado de emergencia el 18 de julio, cuando era presidente en funciones y cuando las protestas contra la mala gestión del gobierno de la peor crisis económica del país estaban en pleno apogeo.
La medida había suscitado fuertes críticas de los activistas y la oposición de Sri Lanka.
“La imposición de la emergencia es un acto draconiano antidemocrático. Los ciudadanos amantes de la paz de nuestra patria tienen el sagrado privilegio de ejercer sus derechos fundamentales en una sociedad democrática. Larga vida a la democracia”, dijo el líder de la oposición Sajith Premadasa en un tuit en ese momento.
El Colegio de Abogados de Sri Lanka también había instado a Wickremesinghe a revocar la proclamación.
“La declaración del estado de emergencia no es la respuesta a la situación actual del país, incluida la oleada de protestas públicas que se han producido y que han desembocado en la eventual dimisión del ex presidente”, dijo la asociación en un comunicado.
Ante la espiral de la catástrofe económica en Sri Lanka, el ex presidente Gotabaya Rajapaksa huyó del país en un avión militar y dimitió el mes pasado.
En ausencia del Sr. Rajapaksa, había nombrado al entonces primer ministro de Sri Lanka, el Sr. Wickremesinghe, como presidente en funciones.
El Sr. Wickremesinghe no tardó en declarar el estado de emergencia en el país y ordenó a los militares que restablecieran el orden, ya que miles de manifestantes asaltaron su oficina, exigieron su dimisión e incluso incendiaron su residencia.
Más tarde, los legisladores le votaron como nuevo presidente de Sri Lanka.
El estado de emergencia ha permitido a las tropas y a la policía del país detener y encarcelar a personas durante largos periodos de tiempo, mientras unos 22 millones de srilankeses han seguido sufriendo una agitación económica sin precedentes.
Los bienes y servicios básicos son cada vez más caros y la inflación se ha disparado en la peor crisis financiera a la que se ha enfrentado el país en más de 70 años.
Millones de personas han tenido dificultades para comprar alimentos, medicinas, combustible y otros artículos de primera necesidad.
Sri Lanka incumplió su deuda por primera vez en su historia en mayo de este año.
Sarah Saadoun, investigadora principal y defensora de Human Rights Watch, escribió en un despacho para la organización que “los habitantes de Sri Lanka necesitan desesperadamente el apoyo del FMI, pero las recientes protestas dejan claro que muchos buscan reformas que aumenten la responsabilidad y aborden las causas fundamentales de los problemas del país. Las acciones del FMI deberían apoyar estas demandas”.
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