Tire a los canales de televisión de noticias económicas y el contraste es notable. Si una noticia viene de Londres, se presenta en tonos sobrios y serios. Trajes grises hablando de trajes grises. Si se trata de una noticia de Nueva York sobre un valor estadounidense, el reportaje será emocionante, cargado de pasión. Los presentadores irán vestidos menos formalmente, casi seguro que uno de ellos será una mujer.
Un lugar parece monótono y aburrido; el otro, animado y lleno de energía. Como metáfora de la diferencia entre Londres y Nueva York, el Reino Unido y Estados Unidos, siempre me ha parecido acertada. Esta última aporta un dinamismo a la hora de hacer dinero del que carecemos los británicos, más reservados.
Se percibe al pasear por Manhattan. Las cimas de los gigantescos edificios están adornadas con nombres de empresas. El lugar apesta a poder y fuerza. En Londres, por el contrario, ese engrandecimiento está mal visto. Nuestros edificios están protegidos; tenemos que preservar nuestro patrimonio.
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