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Un petrolero que se dirigía a Estados Unidos con un cargamento estimado de 400.000 barriles de crudo ruso dio un giro a principios de mes y atracó en Gran Bretaña el domingo.
El ARIEL partió de Primorsk (Rusia) el 29 de enero para cruzar el Atlántico, antes de dar la vuelta hacia el Reino Unido el 14 de febrero, según datos de los sitios web Marine Traffic y TankerTrackers.com.
Su llegada se produce en un momento en el que el gobierno del Reino Unido duda sobre si permitir que los buques rusos desembarquen su carga en las costas británicas.
El buque llegó al Reino Unido incluso cuando los secretarios de Asuntos Exteriores y de Negocios han hablado en contra de la dependencia del país de las importaciones de energía de Rusia en comparación con otros países europeos, tras su invasión de Ucrania.
Valero, que tiene su sede mundial en San Antonio (Texas) y es propietaria de la refinería de petróleo de Pembroke, no respondió a una solicitud de comentarios antes de la publicación.
El ARIEL pasó varios días frente a la costa del Reino Unido antes de atracar en la terminal y se estima que transporta 400.000 barriles de crudo. Esto podría suponer un valor de unos 39 millones de dólares (24 millones de libras esterlinas), basándose en el precio de referencia del crudo Brent, actualmente en torno a los 98 dólares por barril.
El petrolero está atracado en la terminal petrolera de Valero Pembrokeshire, según los registros públicos del puerto de Milford Haven, en Gales.
Preguntado por otro buque ruso que debe llegar a las Orcadas para recoger petróleo a finales de esta semana, un portavoz del gobierno británico dijo: “Estamos estudiando lo que podemos hacer con respecto a los barcos rusos o con vínculos con Rusia que utilizan los puertos del Reino Unido”.
Las exportaciones rusas de energía -su principal fuente de divisas- no están actualmente en el ámbito de las sanciones occidentales. Sin embargo, los bancos asociados a su comercio energético han sido objeto de sanciones financieras, lo que dificulta algunas transacciones.
Tom Keatinge, director del Centre for Financial Crime & Security Studies dijo en Twitter que “los pagos de energía siguen siendo un punto débil masivo en las sanciones occidentales”.
El domingo, Liz Truss, ministra de Asuntos Exteriores británica, dijo que las sanciones no sólo iban dirigidas a una financiación más amplia de la economía rusa, sino también al sector energético:
“El verdadero objetivo es degradar la economía rusa porque lo que sabemos es que la maquinaria bélica de Putin se financia con los ingresos del petróleo y el gas”, dijo Truss. “Así que lo que tenemos que hacer es reducir la dependencia del petróleo y el gas”.
La Sra. Truss reconoció que eso tendría un “coste económico” para los consumidores británicos. Pero que el público “entenderá el precio que pagaremos si no nos enfrentamos a Putin ahora”.
Los precios de los combustibles en el Reino Unido subieron el domingo a 1,51 libras el litro de gasolina, mientras que el gasóleo aumentó a 1,55 libras, según cifras del RAC.
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