IEra abril de 1995 y me estaba preparando para viajar a Afganistán para mi primer puesto de voluntario en una organización benéfica del Reino Unido. Había viajado a Londres para reunirme con el director de Afganistán de la ONG para la que iba a trabajar y estaba sentada en su pequeña oficina frente a él. Mi padre había viajado a Afganistán en la década de 1970 y le encantaba. Sus historias me habían hipnotizado. Después de años de soñar con ir a Afganistán, finalmente estaría en camino.
Estaba nervioso y no tenía idea de qué esperar; si encontraría la nación devastada por la guerra sobre la que había leído en los periódicos, o el hermoso país fotografiado por Roland y Sabrina Michaud, fotógrafos que deambularon por Afganistán en la década de 1970 y capturaron una gran cantidad de rostros y paisajes en sus increíbles álbumes de fotos. Le pregunté al director sobre la amenaza de los talibanes. Dijo: “Sippi, para cuando los talibanes tomen Afganistán, estaré muerto y tú serás una anciana”.
Qué equivocado estaba.
Comments