El pescado y las patatas fritas son un tema digno de estudio histórico y económico

INunca he pensado mucho en la procedencia de mi pescado, en la variedad rebozada que se sirve en las 10.500 tiendas de pescado y patatas fritas del Reino Unido. La procedencia… ese lema y determinante de la elección de muchos consumidores apenas se tiene en cuenta cuando se disfruta de uno de los grandes placeres culinarios de la vida.

Esta semana he descubierto que lo más probable es que sea Rusia, país responsable del 45% del suministro mundial. La invasión de Ucrania ha repercutido en muchas cadenas de suministro mundiales, poniendo de manifiesto el alcance de las importaciones rusas, quizá menos conocidas, como el pescado blanco, del que se vendieron 48.000 toneladas al Reino Unido en 2020. Además, gran parte se freirá en aceite de girasol fabricado en Ucrania, responsable de hasta el 46% de la producción de semillas de girasol y aceite de cártamo. Además, el trigo que se utiliza para la harina con la que se hace el rebozado, ya que ambos países están detrás de casi un tercio de las exportaciones mundiales, lo que significa que Europa del Este está por encima de este alimento básico tan británico.

Tiempos difíciles, por lo tanto, para el comercio mientras la guerra hace estragos. Los freidores se enfrentan a una fuerte interrupción en el suministro de ingredientes y a tener que absorber los costes adicionales inducidos por el aumento del 35% de los aranceles sobre las importaciones rusas como parte de las sanciones económicas. Las organizaciones comerciales, que temen que hasta la mitad de las tiendas de patatas fritas del Reino Unido puedan cerrar definitivamente, están pidiendo más apoyo al Tesoro y no reciben mucha respuesta. Me temo que podría ser uno de esos momentos cruciales para una industria en la cúspide de lo que sería una trayectoria demasiado predeciblemente sombría; intervenciones insuficientes cuando importaban seguidas por el habitual lamento y arrepentimiento cuando las instituciones familiares, que abarcan varias generaciones, han cerrado el negocio y las comunidades a las que servían han quedado un poco más pobres por ello.