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Crítica de El hombre gris: Un thriller flojo que hoy estará en la página principal de Netflix y mañana será olvidado al instante

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Dir: Anthony Russo, Joe Russo. Protagonistas: Ryan Gosling, Chris Evans, Ana de Armas, Jessica Henwick, Regé-Jean Page, Julia Butters, Dhanush. 15, 120 minutos.

¿Por qué todas las películas de Anthony y Joe Russo posteriores a Marvel han resultado tan apologéticas? Su trabajo en dos de las películas del Capitán América, más Vengadores: Infinity War y Vengadores: Endgameayudaron a dar forma a una franquicia tan culturalmente omnipresente que se ha vuelto casi imposible separar a Robert Downey Jr de Iron Man o a Chris Hemsworth de Thor. Parece que los directores sienten ahora que deben a sus actores algún tipo de plan de escape, una salida de todo ese equipaje forrado de spandex. ¿Ver a Tom Holland en su película de 2021 Cherryen la que interpretaba a un veterano drogadicto y afectado por el estrés postraumático, ¿nos libró de nuestra asociación con Spiderman? La verdad es que no, pero se hizo el intento. Y qué decir de Chris Evans, nuestro antiguo Capitán América, luciendo un bigote de policía y un carácter asesino en El Hombre Gris? ¡No!

Interpreta a Lloyd Hansen, un mercenario de la CIA enviado a aniquilar a su propio colega, Court Gentry (Ryan Gosling), después de que éste se haga con la información equivocada en el momento equivocado. Hansen chupa piruletas, grita a sus subordinados por no mantener sus teléfonos en silencio mientras él está en plena sesión de tortura, y suelta ocurrencias como “no digas preternatural, es un mundo de gilipollas”. Sabemos que se supone que está desquiciado por la frecuencia con la que la gente habla de lo desquiciado que está. Es la sociopatía como una peculiaridad. Un disfraz. Un guiño excesivo a la audiencia de que nunca hemos visto al Capitán América así. Sin embargo, sí lo hemos visto. Evans hizo el mismo truco de mocoso con mucho más efecto bajo la aguda dirección de Rian Johnson en la película de 2019 Knives Out. Incluso antes de Marvel, ya había clavado el papel de un imbécil de armas tomar, en la película de 2010 Scott Pilgrim contra el mundo.

El hombre grisse siente como un intento desesperado de demostrar un punto que nunca estuvo en duda. Como resultado, resulta extrañamente floja y sin aire, una de las películas de acción de 200 millones de dólares de Netflix (a la Red Notice) que estará en su página de aterrizaje hoy y se olvidará instantáneamente mañana. Sus ocurrencias han sido trasplantadas al por mayor -con algunos “f***s” añadidos- del Universo Cinematográfico Marvel. Cuando Gentry explica que le han puesto el apodo de Seis porque “007 estaba cogido”, suena como una admisión tímida de lo mucho que El Hombre Gris ha sido improvisado a partir de otras fuentes.

El personaje de Billy Bob Thornton, Donald Fitzroy, localiza a Gentry en la cárcel y le ofrece conmutar su sentencia, siempre y cuando acepte ser entrenado por la CIA y convertirse en un asesino a sueldo. Una vez que se ha convertido en un delincuente, se moviliza a Hansen y comienza la persecución, mientras estos personajes recorren todas las ciudades internacionales que, supongo, ofrecen ventajas fiscales para las producciones cinematográficas: Bangkok, Viena, Berlín, Praga.

Todos los lugares tienen un aspecto tan elegante y vacío que es imposible diferenciar cualquier escena de un anuncio de hotel de lujo estándar. La oquedad de la pantalla verde da paso al más ligero guiño a John Wickmientras que los rusos despliegan demasiados planos de drones frenéticos y en picado, como si El hombre gris fuera su tesis sobre cómo el movimiento significa emoción (no es así). La película, en un momento dado, introduce al azar una narrativa de “lobo solitario y cachorro” al ensillar a Gentry con la nieta de Fitzroy (Érase una vez en Hollywoodde Julia Butters). Se le ha dado un apego emocional aleatorio a un reproductor de vinilos Crosley puramente para que, en una escena de acción, pueda poner “Silver Bird” de Mark Lindsay. Mientras tanto, las mujeres de El hombre gris – Ana de Armas, Jessica Henwick y Alfre Woodard – se preocupan por cómo estos chicos imprudentes y sus grandes armas pueden arruinar sus propias reputaciones.

Regé-Jean Page, como el jefe de la CIA Denny Carmichael, se siente como si le hubieran ofrecido el mismo paquete que a Evans: parecer severo con unas gafas, empezar a gritar en un baño de la oficina y golpear un dispensador de toallas de mano unas cuantas veces, y todo el mundo olvidará que alguna vez fuiste El Duque en Bridgerton. Una vez más, trabajar así de forma concertada a contracorriente no funciona del todo.

La película también se dispara a sí misma al enfrentar a Evans y Page con alguien como Gosling, un actor que siempre ha sido tan natural y emocionantemente errático en la pantalla que sólo necesita levantar ununa sola ceja para que su personaje se sienta como un verdadero peligro. Lo mismo puede decirse de la superestrella del cine tamil Dhanush, que aparece cerca del final de la película con un traje muy bien confeccionado. Irradia una confianza tan incontenible que, cuando sale de escena, uno espera que se lleve toda la película consigo. El hombre gris realmente necesitaba un poco más de esa frialdad no estudiada.

El hombre gris’ se estrena en algunos cines a partir del 15 de julio y se puede ver en streaming en Netflix a partir del 22 de julio.

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