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Crítica de La mujer del viajero en el tiempo: La adaptación de Steven Moffat carece del poder de lo inesperado

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Algo debe tener la novela de Audrey Niffenegger de 2003, La mujer del viajero en el tiempoque hace que la gente vuelva a por más. Después de todo, hubo una adaptación cinematográfica en 2009, protagonizada por Rachel McAdams y Eric Bana, y ahora, en 2022, una adaptación televisiva de ocho partes.

Una historia de amor en la que el impedimento es un repentino e impactante viaje en el tiempo puede no parecer la más universal de las historias, pero ¿quién puede resistirse a un romance condenado?

Henry (Theo James, un hombre de Hollywood incorporado a un laboratorio) es un viajero del tiempo. No un viajero del tiempo genial que puede navegar por el continuo espacio-tiempo, chirriando a Cleopatra y asesinando a Hitler, sino uno cuyo viaje en el tiempo es aleatorio y explosivo. Acaba retrocediendo, o avanzando, en algunos momentos de su vida, desnudo y vomitando. “No es un superpoder”, anuncia, “es una discapacidad”.

La historia comienza (más o menos) con el día en que conoce a Clare, de 20 años (Juego de Tronosde Rose Leslie), una mujer que parece saber que, algún día, será su esposa.

Los dos británicos (que se sienten cómodos interpretando a estadounidenses) forman una bonita pareja, y aunque sus interpretaciones carecen de ese profundo carisma de estrella, ambos se sienten muy a gusto en una pantalla de proporciones más diminutas. Dicho esto, es una lástima que su química se mantenga a distancia por algunas prótesis de envejecimiento que distraen y una sensibilidad más bien casta.

Quitemos de en medio lo espeluznante. Henry, a través de una misteriosa atracción gravitacional, empieza a aparecer en la vida de Clare cuando ésta tiene unos seis años. Procede a visitarla -llegando, no lo olvidemos, desnudo como el día en que nació- 152 veces en el transcurso de su infancia.

“¿Por qué te gusta cepillar el pelo de tu caballo?”, le pregunta a esta menor, en su primer encuentro. “No es cepillar”, responde ella. “La estoy acicalando”. Chasquea, casi dice Enrique.

Lo único que puede mitigar la ñoñería inherente al montaje, es el intento del programa de abordarlo de frente. “Has sido una compañía insoportable a lo largo de una adolescencia muy cachonda”, le informa Clare. “Bueno, ya sabes, eras un niño”, responde Henry.

También hay algo bastante sombrío en la premisa: un hombre solitario y con problemas, que revolotea por su propia historia personal, reviviendo sus momentos más traumáticos, estando enfermo y recibiendo golpes en casi todo momento.

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“¿Somos los malos?”, le pregunta un Henry de ocho años a su yo mayor, en la primera ocasión que viaja en el tiempo. “Los supervivientes son siempre los malos”, responde su mentor, cansado del mundo. Y sin embargo, en manos del guionista Steven Moffat -responsable, anteriormente, de pequeñas series como Doctor Who y Sherlock – hay una ligereza en los procedimientos.

No se trata de la historia de un hombre atrapado en una pesadilla de Sísifo, obligado a revisar los peores acontecimientos de su vida, sino de una extravagante comedia romántica sobre un hombre que se desnuda a menudo y su hermosa novia infantil. Esa desnudez es todo culo, nada de pene, y hasta cierto punto la propia serie es todo culo, nada de pene.

El gusto de Moffat se inclina claramente hacia el corte limpio y la corriente principal, y The Time Traveler’s Wife está impregnada, en todo momento, del tipo de ritmo ágil y juvenil que ha convertido en éxitos a series como Stranger Things y El Gambito de la Reina.

Claro, hay un ocasional y ominoso charco de sangre (“Has visto la sangre”, le dice el viejo Henry a su yo más joven cuando la mecánica de la trama se pone en marcha, “sabes que algo se avecina”) pero, en general, el núcleo emocional del espectáculo se entrega de forma articulada y sin mucho subtexto.

La exposición, por su parte, está metida con calzador en partes de falso documental que cierran cada episodio. Es contundente, pero eficaz.

Lo mucho que se disfruta de esta nueva iteración de The Time Traveler’s Wife dependerá, sospecho, de su tolerancia a una paleta romántica y cómica de colores brillantes y poco sutiles.

“Te he conocido casi toda mi vida y no eres lo que esperaba”, le dice Clare a Henry, cuando sus líneas temporales convergen por primera vez.

La mujer del viajero en el tiempo no tiene el poder de lo inesperado. Pero tiene un atractivo modesto y formulista que probablemente te hará volver (y volver) a por más.

Jared Grant

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