Después de 13 años, 14 series regulares, seis All Stars temporadas y ocho spin-offs internacionales, hay una fórmula probada para un Drag Race episodio de apertura. Habrá chistes de felaciones, trajes de muerte y líneas de entrada muy elaboradas – y RuPaul’s Drag Race UK Versus the World no es diferente. Pero, por primera vez en el programa, veremos a las reinas de cinco spin-offs diferentes -del Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Tailandia y los Países Bajos- competir para ser nombrada la “superestrella global” de RuPaul. Todavía no está claro qué diablos significa eso, pero si querías una prueba de que el drag no sólo se ha convertido en una corriente principal, sino en algo global, ésta es la prueba.
Con tantas reinas que han atravesado las puertas de la sala de trabajo, el abanico de posibilidades es muy amplio. Hay chicas estadounidenses que regresan con millones de seguidores (esta es la cuarta vez que compite la favorita de los fans, Jujubee), mientras que otras reinas ni siquiera han conocido a RuPaul. Pero sólo por la naturaleza de existir dentro del Drag Race Complejo Industrial, hay amistades preexistentes con las que jugar, como entre Jimbo y Baga Chipz (que marcan su puesto de trabajo como “rincón del payaso”) y Cheryl y Lemon.
Sin embargo, como deja claro Jujubee con su ocurrencia de que “ha sido el Reino Unido contra el mundo durante siglos, cariño”, la mala leche hace que el reality sea mejor. Hay cierta tensión entre las canadienses, y después de que las reinas estadounidenses la lean, Cheryl pregunta: “En palabras de Mariah Carey, ¿por qué estáis tan obsesionados conmigo?”. Por otra parte, los intentos de Blu por aplanar el “beef” que tiene con Mo (y que la reina de EE.UU. parece desconocer por completo), parece un intento de forzar un dramatismo en el que el supertalentoso Blu no debería confiar.
El reto de la semana es un concurso de talentos y el nivel, en su mayor parte, es alto. Enséñale a un bot de Twitter las palabras “slay”, “competition” y “winner” y acabará escribiendo estas canciones originales, que forman parte del tejido de Drag Race tanto como las pecheras de goma y el corrector naranja. Pero estas reinas son muy agudas y saben cómo elevar las letras predecibles. Pangina, en particular, muestra a los jueces algo nuevo al integrar en su rutina estilos de baile tailandeses y el split-drop más rápido del mundo. La forma de cantar de Baga, por su parte, recuerda a la de una tía borracha en una boda, pero Ru está tan obviamente enamorado de ella que está claro que no va a ir a ninguna parte.
Y luego está el número artístico de Jimbo, que -con el traje de esperma de PVC, los ojos negros huecos y (¡spoiler!) el parto en directo de una pila de jamón- es simplemente una de las cosas más raras que he visto nunca. Es el tipo de cosa que se ve a las 2 de la madrugada en un sótano del Edinburgh Fringe. Mostrarlo a RuPaul es un riesgo, porque mientras que el número ligeramente horripilante de Jimbo es el pico del drag, es totalmente des…Drag Race.
Pero vale la pena. Es la primera vez que RuPaul ve a la reina canadiense en directo y ella y Pangina se llevan los primeros puestos. Drag Race es, en su naturaleza, formulista (a nadie le gusta quejarse de Drag Race más que a nosotros, los fans), pero el Reino Unido contra el mundo abridor demuestra que la originalidad triunfa sobre todo. A todas estas reinas les vendría bien aprender de la locura de Jimbo, aunque sospecho que me comeré el sombrero antes de que RuPaul saque una loncha de pavo en televisión.
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