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Crítica de Sing 2: Una entusiasta secuela que enmarca a U2 como la clave de la salvación de la humanidad

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Dir: Garth Jennings. Protagonistas: Matthew McConaughey, Reese Witherspoon, Scarlett Johansson, Taron Egerton, Bobby Cannavale. Cert U, 110 minutos

La idea de que una secuela siempre debe ser más grande se ha aplicado -con entusiasmo- a la franquicia Sing. Pero más grande y ¿mejor? No tanto. Mientras que en la primera película el empresario de koalas Buster Moon (Matthew McConaughey) se apresuró a Factor X-al estilo de un concurso de canto para salvar su teatro, Sing 2 lleva a Buster y a sus amigos zoomórficos a Redshore City, que en realidad es Las Vegas en todo menos en el nombre y en las especies de ciudadanos.

La escala aquí es nauseabunda e insondable. Un anuncio publicitario replica Blade RunnerUn auditorio se eleva a los cielos y parece que podría albergar a todas las personas del planeta que alguna vez quisieran ver un espectáculo del Cirque du Soleil; las suites del hotel son tan palaciegas que los adultos se pasarán la mayor parte de la película intentando adivinar su tarifa nocturna. ¿La joya de la corona de toda esta grandeza? Bono, que pone voz a una estrella de rock leonina y reclusa, que se ve obligada a entrar en la narración justo cuando U2 Songs of Innocence fue una vez forzada en los iPhones de todo el mundo.

Las apuestas, también, se sienten un poco severas. Buster Moon se ha colado en el despacho del magnate de los medios de comunicación Jimmy Crystal (Bobby Cannavale) y le ha convencido para que dé luz verde a un espectáculo de ciencia ficción en uno de sus hoteles, con la condición de que consiga sacar a Clay Calloway (Bono) de su jubilación anticipada. Clay no ha sido visto desde la muerte de su esposa 15 años antes. Pero el riesgo aquí no es el fracaso, la vergüenza o incluso la bancarrota. No, si el lobo no está contento con los resultados, simplemente tirará al koala por la ladera de un edificio y lo dejará caer en picado hasta la muerte. Duro.

Mientras tanto, el resto del equipo de Buster está preocupado por sus propios micro-conflictos: Johnny el gorila (Taron Egerton) debe encontrar su confianza en la danza y superar a su coreógrafo mono proboscídeo con acento alemán (Adam Buxton). La cerda Rosita (Reese Witherspoon) debe superar su miedo a las alturas. Meena, la elefanta (Tori Kelly), tiene que recorrer el camino del primer amor cuando se enamora de un vendedor de helados (Pharrell Williams) que es tan tímido como ella.

En Canta 2la película es, al menos, entusiasta en cuanto a su propia sobreabundancia, y las nuevas voces de famosos -el lobo mimado y rico de Halsey o el lince que baila en la calle de Letitia Wright- encajan muy bien en la mezcla. El director Garth Jennings, que comenzó su carrera dirigiendo los vídeos musicales de “Coffee & TV” de Blur y “Lotus Flower” de Radiohead, adopta el enfoque de un payaso que saca una fila interminable de pañuelos del bolsillo. Canta 2 está tan condenadamente decidido a complacer que, a veces, no puedes evitar sonreír.

El elenco de la lista A está formado en gran parte por actores que sabemos que saben cantar (y que hemos visto cantar antes), aunque sus voces hayan sido en gran parte borradas aquí por el autotune. Scarlett Johansson hace una versión ronca y soft-punk de “Heads Will Roll” de los Yeah Yeah Yeahs, y Egerton se pone en plan grande y Broadway con “A Sky Full of Stars” de Coldplay. Bono, por supuesto, suena como Bono cuando canta, y la película enmarca las canciones de U2 como si fueran la clave de la salvación de la humanidad. Cuando actúa, la animación se encarga de la mayor parte de los votos.

Pero la franquicia Sing, en el fondo, no es más que una versión cara de Kidz Bop. Universal Pictures se ha dado a sí misma la excusa para bucear en el catálogo de Universal Music, elegir algunos éxitos y proyectarlos en la boca de animales adorables. Cuando la ostentación es el punto, ¿se puede culpar a Sing 2 por ir a por todas?

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