The Unfriend tiene una gran premisa… para una comedia de situación. Además, cuenta con un reparto televisivo de prestigio, con Amanda Abbington, Reece Shearsmith y Frances Barber reunidos para contar la historia de una pareja de clase media que accidentalmente invita a un asesino en serie a su casa. Pero esto no es una comedia. Es la primera obra de teatro de Sherlock creador y antiguo Doctor Who showrunner Steven Moffat, dirigido por Mark Gatiss, y la historia se ve empantanada por una escritura de calidad inconsistente.
Peter (Shearsmith) y Debbie (Abbington), una pareja de clase media, están tomando el sol en un crucero cuando conocen a Elsa Jean Krakowski (Barber), una estadounidense ruidosa y encantadora. Es muy poco correcta y suelta chistes de gordos mientras habla de los peligros de las vacunas, pero es -nos dicen- muy divertida. Hasta que Elsa se invita a sí misma a su casa de Chiswick y una búsqueda superficial en Google revela que Elsa es sospechosa no de uno, sino de seis asesinatos, incluido el de su marido. “Es una asesina y nos da demasiada vergüenza sacar el tema”, dice Debbie, con un grito exasperado.
Esta revelación es el quid de la comedia de Moffat, que trata menos del asesinato que de la incomodidad británica. En una escena, vemos cómo Peter y Debbie le dicen a Elsa lo que han aprendido y le piden que se vaya, para luego darse cuenta de que era una secuencia de sueño. La realidad, como es lógico, es mucho más patética. Shearsmith se encarga de la mayoría de las líneas graciosas, mientras que Abbington es el hombre recto naturalista que actúa correctamente. Pero su parte se siente poco escrita y la deja recurriendo a ser la esponja de diversión que se mueve con los dedos.
Barber, por su parte, es una tremenda comediante física, gimiendo de dolor y chillando de risa. Los ojos se fijan en ella desde el momento en que llega, enseñando los pies y pavoneándose con un chándal de terciopelo con las palabras “elige la vida” incrustadas en la espalda con diamantes.
Dónde La antipatía es en el guión. Hay una suficiencia repugnante en la escritura; cada línea genuinamente divertida se ve socavada por comentarios insoportables de “¡es Murder Poppins!” y “¿A quién le gustan las flores? Sólo son verduras para mirar”. Cuando la acción empieza a decaer, Moffat recurre a largos tramos de humor de retrete y comentarios políticos. Ambos son claros intentos de provocar la risa, pero mientras el primero funciona (Marcus Onilude se lleva la palma en su papel de policía vaciando sus intestinos en el baño de la planta baja), el segundo resulta tibio y obvio.
También hay agujeros en la trama que nunca se explican. Peter y Debbie se presentan como una pareja normal, pero no hay ningún intento de explicar cómo esto Observador-Esta pareja de clase media se las arregla para hacer frecuentes viajes en crucero de un mes de duración con dos hijos adolescentes en casa.
Es una pena, porque la obra de Moffat tiene potencial. Mientras Peter y Debbie ven cómo la villana de la pantomima Elsa convierte a sus hijos adolescentes de apáticos y enfadados a dulces y trabajadores, se lamentan: “Es la asesina que vino para quedarse y cada día mejora nuestras vidas”. En los momentos finales, hay un giro genuinamente bueno. Aunque no haré spoiler, casi hace que merezca la pena. Pero no del todo.
“The Unfriend” se representa en el Teatro Minerva de Chichester hasta el 9 de julio
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