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Crítica de Triángulo de Tristeza: Hay ríos de vómito en esta sátira de clase, pero todo es un poco inútil

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Dir: Ruben Östlund. Protagonistas: Harris Dickinson, Charlbi Dean, Dolly de Leon, Zlatko Burić, Henrik Dorsin, Vicki Berlin, Woody Harrelson. 15, 147 minutos.

Ganadora de la Palma de Oro de este año, Triángulo de Tristezaes una sátira de clase sobre un río de vómitos y heces. Un puñado de ultrarricos -entre ellos un hermano tecnológico, un fabricante de granadas y un vendedor ambulante (literalmente) de estiércol- se han embarcado en un crucero de lujo a bordo de un yate de 250 millones de dólares. Esperan una cena del capitán, pero el propio capitán (el Thomas Smith de Woody Harrelson, caótico sin esfuerzo) se ha quedado demasiado borracho para hacer acto de presencia hasta el único día en que se prevén mares agitados. Lo que sucede a continuación es un furioso huracán de funciones corporales. Unos cuantos escupitajos ahogados en silencio en los rincones del comedor se convierten en trozos más estruendosos. El torrente se calma, sólo para que los invitados se den cuenta de que la fontanería del yate está ahora insalvablemente atascada.

Me complace admitir que todo lo anterior -desde el primer chorro hasta el último- me pareció completamente hilarante. El modus operandi del guionista y director Ruben Östlund es, en pocas palabras, exponer verdades conocidas de la forma más tonta, básica y conflictiva. Es el rey de nuestra propia incomodidad, llevando la schadenfreude a tales extremos que empezamos a sentirnos un poco monstruosos por reírnos. Fuerza Mayor (2014) presentaba a un hombre dispuesto a abandonar a su propia familia cuando su respuesta de lucha o huida entraba en acción; The Square (2017) vio una sala de adinerados mecenas del arte aterrorizados de buena gana por un hombre que se hacía pasar por un chimpancé.

Pero, esa secuencia ya notoria aparte, Triángulo de Tristeza se siente un poco como un crujido de aire. Los ideales dirigidos de las películas anteriores de Östlund, como Fuerza Mayorde la fragilidad masculina y The Squarese sienten específicas y bien afinadas. De hecho, tienen mucho en común con Triángulo de Tristezade la película, el capítulo inicial más fuerte. Una pareja -los modelos Carl (Harris Dickinson) y Yaya (Charlbi Dean, que murió repentinamente en agosto)- sale a cenar. Cuando llega la cuenta, Yaya apenas se inmuta. Había prometido pagar ayer y, claramente, se trata de una especie de farsa suya. Carl ha llegado a su límite. Discuten, ferozmente. Las actuaciones tensas pero sutiles de Dickinson y Dean crean personajes maravillosamente hipócritas. Los dos son intrusos en la riqueza masiva, sin ser ellos mismos enormemente ricos, y parecen desconcertados por la responsabilidad que conlleva. Carl le pregunta repetidamente a Yaya qué debería hacer él, como buen tipo autoproclamado. Ella se encoge de hombros. No parece que le importe.

Östlund ve a estos dos, y al resto de los huéspedes del yate, como teóricamente obsesionados con renunciar a su poder. Carl y Yaya se enzarzan en un juego sexual en el que ella finge ser la señora de la casa y él el afortunado chico de la piscina. Vera (Sunnyi Melles), esposa del oligarca ruso rico en estiércol (el Dimitry de Zlatko Burić), ordena a la tripulación que “invierta los papeles” con ella. Dimitry y el capitán Smith, un marxista, debaten sus respectivas ideologías lanzándose citas el uno al otro. Les resulta divertido. Para ellos, no hay nada en juego.

Triángulo de la tristeza, concede a estas personas sus ociosos deseos. En un sorprendente acto final, la jerarquía social se trastoca y la “encargada del aseo” filipina del yate, Abigail (Dolly de Leon, un punto culminante), se encuentra en su cúspide. Pero la nueva norma se vuelve tan explotadora como la anterior, lo que hace que todo lo que ha pasado antes carezca de sentido. ¿Es esto todo lo que tiene que decir Östlund? ¿Que todos somos tan malos como los demás, dondequiera que estemos en el orden jerárquico, y que saber cómo se siente la opresión no cuenta para nada? Si es así, no parece que se haya elevado mucho por encima del Capitán Smith, intercambiando púas superficiales con la misma élite a la que se complace en mimar.

Triángulo de tristeza’ estará en los cines a partir del 28 de octubre

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