Después de unos Oscar llenos de acción, los Grammy parecen muy aburridos

Tos homenajes al fallecido baterista de Foo Fighters, Taylor Hawkins, y un poderoso discurso del presidente de Ucrania fueron algunos de los pocos momentos verdaderamente conmovedores en lo que, por lo demás, fue una entrega de premios Grammy rígida y rebuscada.

Quizás los músicos asistentes se sintieron incómodos fuera del escenario habitual del evento en Los Ángeles, pero en su mayor parte, los primeros Grammy de Las Vegas contrastaron con los dramáticos Oscar de la semana anterior.

Hubo, por supuesto, unas cuantas burlas sobre el tema, ya agotado, de la bofetada de Will Smith al cómico Chris Rock durante los premios de la Academia de 2022. El comentario más justificado vino del productor Questlove, cuya gloria en los Oscars por su Summer of Soul documental fue eclipsada por el altercado entre Smith y Rock.

“Confío en que ustedes se mantengan a 500 pies de distancia de mí”, bromeó, provocando las risas y la ovación del público en directo. La referencia más surrealista a Smith-Rock fue la del cómico Nate Bargatze, que aludió al incidente cuando presentó el premio al Mejor Álbum de Spoken Word, en la ceremonia previa a la retransmisión.

“Tengo que advertir a todo el mundo, permanezcan en sus asientos y mantengan las manos quietas”, dijo el presentador de los Grammys, LeVar Burton, mientras presentaba a Bargatze, que subió al escenario con un gran casco.

“Dijeron que los comediantes tienen que llevar esto ahora en las galas de premios durante las partes de broma”, dijo Bargatze. “Ni siquiera te cubre la cara, creo que sólo enfoca donde me golpearías”.

El propio Bargatze estaba nominado al Mejor Álbum de Comedia, que en cambio fue para el cómico caído en desgracia Louis CK, que admitió múltiples casos de conducta sexual inapropiada en 2017.

La victoria de CK se produjo solo cuatro años después de que los Grammy celebraran su evento “MeToo”, en el que celebraron un número sin precedentes de artistas femeninas. La victoria de CK seguramente desacreditó cualquier sugerencia de que había sido víctima de la llamada “cultura de la cancelación”.

La Academia de la Grabación había defendido previamente sus nominaciones de figuras controvertidas -incluyendo a CK y al acusado de violación Marilyn Manson- afirmando que no tiene en cuenta las historias personales de los nominados a la hora de determinar su elegibilidad. Tal vez deberían empezar.

Como los Foo Fighters cancelaron su actuación en directo prevista tras la muerte de Hawkins, los organizadores de los Grammy se conformaron con un vídeo de homenaje al querido batería algo decepcionante.

Mucho más conmovedor fue el homenaje de Billie Eilish, en el que la estrella del pop -que fue defendida por Hawkins y su compañero de banda Dave Grohl desde las primeras etapas de su carrera- llevó una camiseta con su cara durante su actuación en directo. Foo Fighters también arrasó este año en la categoría de rock, por lo que Hawkins fue galardonado a título póstumo con los premios al mejor álbum de rock, a la mejor canción de rock y a la mejor interpretación de rock.

Los Grammys no fueron los únicos que no impresionaron este año, ya que un sorprendente número de grandes estrellas desairaron la ceremonia. No hubo ni rastro de los nominados al Álbum del Año, Kanye West y Taylor Swift, a los que se les retiró la invitación para actuar por su “preocupante comportamiento en Internet”. Su compañera nominada al Álbum del Año, Doja Cat, sí asistió, a pesar de haber anunciado el mes pasado su intención de abandonar la música. La ganadora de un Grammy, Ariana Grande, nominada a tres premios, compartió un mensaje con sus fans antes de la ceremonia en el que confirmaba que no asistiría, sin dar detalles sobre el motivo.

Otros que no asistieron fueron Drake, que se ha manifestado en contra de las categorías de premios fechadas de los Grammys, y Kendrick Lamar, que ganó el premio a la mejor actuación de rap por su colaboración “Family Ties” con Baby Keem, pero que ha sido desairado anteriormente tres veces para el codiciado premio al álbum del año. Cardi B y Ed Sheeran tampoco se presentaron, al igual que Tyler, the Creator, que ganó el Mejor Álbum de Rap por el incendiario Call Me If You Get Lost pero que previamente había calificado las categorías de “rap” como un “cumplido de espaldas”.

La falta de grandes estrellas quedó en evidencia al ver la alfombra roja, donde los espectadores quedaron desconcertados por la presencia de estrellas de las redes sociales como la bailarina de TikTok Addison Rae, y el polémico YouTuber y maquillador James Charles.

BTS aportó un poco de diversión necesaria a la ceremonia con lo que habría sido una actuación en vivo típicamente impecable del exitoso single “Butter”, si no fuera por un tropiezo de su miembro J-Hope durante los momentos iniciales.

Después delos Oscars parecieron rechazar la sugerencia de Amy Schumer de acoger un mensaje de vídeo del presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, los Grammys -una ceremonia típicamente temerosa de cualquier tipo de mensaje político explícito- dieron un paso adelante. El líder ucraniano compartió un discurso pregrabado y filmado desde un búnker en Kiev, en el que instó a los espectadores a “contar nuestra historia”.

A pesar de esta rara declaración política, los Grammy siguieron sintiéndose lamentablemente alejados del mundo real. BTS fue despojado del premio al mejor dúo/grupo de música pop, a pesar de haber sido invitados a actuar en la ceremonia por segunda vez. Inmediatamente después de que se anunciaran los ganadores, Doja Cat y SZA, el ARMY de BTS expresó con furia su creencia de que los organizadores están tratando de utilizar a la boyband dominante en el mundo para obtener influencia, y para aumentar sus cifras de audiencia, siempre en declive.

Aunque fue conmovedor ver cómo se celebraba al artista estadounidense Jon Batiste, su victoria como Álbum del Año dio la sensación de ser un gran fallo en el intento de los organizadores de generar cierta controversia, cuya consecuencia fue pasar por alto excelentes y dignos álbumes de Lil Nas X, Doja Cat, Taylor Swift y Olivia Rodrigo. La flagrante ausencia de algunas de las mayores estrellas de la música no hizo más que afirmar la creencia ampliamente compartida de que los Grammy se han quedado finalmente obsoletos.