La erupción del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha’apai a principios de este año envió ondas atmosféricas a 300 km por encima de la superficie de la Tierra, causando perturbaciones similares a las creadas por las “tormentas solares severas”, han dicho los científicos.
Estudios anteriores habían revelado que la erupción volcánica, que desencadenó un tsunami, fue unas mil veces más potente que la bomba atómica lanzada por Estados Unidos sobre Hiroshima durante la Segunda Guerra Mundial.
Los investigadores también habían descubierto previamente que la ceniza de la erupción volcánica, que cortó las comunicaciones de Tonga con el resto del mundo, llegó a la mesosfera de la Tierra, la tercera capa de la atmósfera, entre la estratosfera y la termosfera. La mesosfera se extiende desde unos 50 km hasta 85 km por encima del planeta.
En el nuevo estudio publicado el miércoles en la revista Frontiers in Astronomy and Space Sciences, los científicos evaluaron los datos registrados por 5.000 receptores terrestres del Sistema Global de Navegación por Satélite situados en todo el mundo.
Los investigadores, incluidos los del MIT en los Estados Unidos, observaron pruebas sustanciales de las ondas atmosféricas generadas por las erupciones y sus huellas en la ionosfera de la Tierra a 300 km por encima de la superficie del planeta durante un período prolongado.
Estas ondas estuvieron activas durante al menos cuatro días después de la erupción y dieron la vuelta al globo tres veces, dijeron los científicos, añadiendo que las perturbaciones ionosféricas pasaron por encima de los Estados Unidos seis veces, “al principio de oeste a este y más tarde a la inversa”.
Los resultados arrojan luz sobre formas aún desconocidas de conexión entre las ondas atmosféricas y la ionosfera global.
“Este estudio proporciona la primera evidencia sustancial de sus huellas de larga duración en la ionosfera global”, escribieron los científicos.
Los científicos dijeron que las perturbaciones podrían deberse a las ondas Lamb -que llevan el nombre del matemático Horace Lamb-, que viajan a la velocidad del sonido a nivel global sin reducir mucho su amplitud.
Aunque éstas se localizan predominantemente cerca de la superficie de la Tierra, pueden intercambiar energía con la ionosfera a través de vías complejas, dijeron los investigadores.
“Las ondas Lamb prevalecientes se han reportado antes como respuestas atmosféricas a la erupción del Krakatoa en 1883 y otros riesgos geológicos”, agregaron los científicos.
Procesos como los aportes repentinos de energía procedente del sol en forma de erupciones solares, así como la meteorología terrestre, y las perturbaciones de origen humano pueden dar lugar a una forma de meteorología espacial denominada perturbaciones ionosféricas viajeras (TID).
Sólo se conocen tormentas solares severas que produzcan TID de propagación global en el espacio durante varias horas, si no durante días, dijeron los científicos, añadiendo que las erupciones volcánicas y los terremotos normalmente producen tales perturbaciones sólo en miles de kilómetros.
“Al detectar estas significativas perturbaciones ionosféricas inducidas por las erupciones en el espacio a distancias muy grandes, encontramos no sólo la generación de ondas Lamb y su propagación global durante varios días, sino también un nuevo proceso físico fundamental”, dijo el autor principal del estudio, Shun-Rong Zhang, en un comunicado.
“Al final, las señales de la superficie y de la parte baja de la atmósfera pueden causar un fuerte impacto, incluso en las profundidades del espacio”, dijo el Dr. Zhang.
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