L a vida actual puede parecer un estado perpetuo de aceleración, sobrecargados como estamos de información y estímulos a un ritmo vertiginoso. Tiene sentido, pues, que en los últimos años la música pop se haya acelerado literalmente. Si has estado en TikTok o le has dado al botón aleatorio de una lista de reproducción de Spotify en el último año, probablemente estés familiarizado con las remezclas aceleradas: desde estrellas del pop como Miguel y SZA hasta artistas independientes emergentes, los artistas han acumulado grandes cifras de streaming con remezclas agudas y extra-rápidas de sus trabajos.
El resultado es estimulante. Por ejemplo, “Everybody Wants to Rule the World”. El éxito de Tears for Fears de 1985 es un clásico del karaoke pop/rock, pero si le subes el tempo se convierte en un potente ritmo de club. Por su parte, la remezcla de “Whatcha Say”, de Jason Derulo, que samplea la balada folktrónica “Hide and Seek”, de Imogen Heap, hace que ambos artistas suenen como si hubieran ingerido un litro de helio. No son sólo las voces las que cambian; la ultrarrápida “A Thousand Miles” convierte la icónica línea de piano inicial de Vanessa Carlton” en el tipo de bucle hipercargado que podrías escuchar en una pista rave de la vieja escuela.
Desde que existe la música grabada…
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