An ningún momento de su vida Lisa Marie Presley pudo olvidar que era hija de su padre. Cuando Presley, que ha muerto a los 54 años, se casó con Michael Jackson en 1994, el titular en The New York Times decía: “La hija de Elvis Presley confirma que se casó con Michael Jackson”. Una década después, las críticas de su álbum debut de 2003, To Whom It May Concern, pasaron por alto la música. Rolling Stone describió a Presley como “La Hija del Rey del Rock”. Village Voice sugirió que nadie recordaría el disco “excepto los clubs de fans de Elvis”.
En 2003, aún no se había acuñado el término “nepo baby” para referirse a los hijos de los ricos y famosos. Pero si el disco se hubiera publicado 20 años después, seguro que se habría visto envuelto en el “discurso” sobre la fama y los privilegios. Se trata de una conversación que se ha extendido por las redes sociales en los últimos meses, dejando a su paso un rastro de rencor y schadenfreude. Iniciado en TikTok, el fenómeno nepo baby estalló con fuerza en diciembre, cuando New York Magazine publicó una sarcástica portada titulada “El año del bebé nepo”.
“Un bebé nepo es la prueba física de que la meritocracia es una mentira”, decía el artículo. “Los amamos, los odiamos, les faltamos al respeto, estamos obsesionados con ellos”.
Las estrellas en ciernes fueron objeto de distintos niveles de desprecio. Los objetivos incluían Stranger ThingsMaya Hawke (hija de Uma Thurman y Ethan Hawke) y The BoysJack Quaid (hijo de Dennis Quaid y Meg Ryan). El mensaje, rápidamente difundido por Internet, era que los neonatos lo tienen fácil y que nunca debemos sentir lástima por ellos.
Lisa Marie Presley nunca tuvo que luchar en un sentido convencional. Tras el divorcio de su padre y su madre, Priscilla, en 1973, Elvis la llevaba de Graceland a Utah en jet privado simplemente para que pudiera jugar en la nieve. Su madre vio de cerca cómo una infancia en la órbita de Elvis había afectado a su hija. “Lisa Marie estaba tan acostumbrada a ver saltar a la gente a la orden de su padre, que tardó años en superar este hábito”, protestó en 1993.
Sin embargo, si miramos más a fondo, la historia de Lisa Marie Presley pone en tela de juicio la idea de que a los hijos de los ricos y famosos les ha tocado una lotería figurada. Lo que esa alegre New York Magazine es que no todos los “nepobés” son iguales. Algunos nacen con grandes derechos. Se deslizan por el mundo dando por sentadas las oportunidades con las que la mayoría de nosotros sólo podemos soñar. Y ni siquiera parecen muy agradecidos. Pero para otros esa jaula dorada puede ser una olla a presión. Sobre todo cuando el padre o la madre no son simplemente famosos, sino icónicos, una figura más que una celebridad. Nada de lo que consiga el hijo podrá igualar sus logros.
Lisa Marie habrá crecido sabiendo que, a falta de curar el cáncer, sería conocida para siempre como la hija de Elvis. Una generación más tarde, lo mismo le ocurrió a Frances Bean Cobain, hija de Kurt Cobain y Courtney Love, de Nirvana. Era demasiado joven para tener recuerdos claros de su padre, que se suicidó cuando ella tenía 18 meses. Al igual que Lisa Marie Presley, su padre era más que un músico: era una figura generacional. Kurt Cobain no atraía tanto a fans como a acólitos para los que representaba algo más grande que la música. En ese contexto, ella tuvo que luchar, como admitió en un emotivo post de Instagram el día de su 30 cumpleaños.
“Frances: ¡¡¡’30!!! ¡Lo he conseguido! Sinceramente, Frances, de 20 años, no estaba segura de que eso fuera a ocurrir”, escribió. “En aquel momento, un sentimiento intrínseco de profundo odio hacia mí misma, dictado por la inseguridad, los mecanismos destructivos de afrontamiento y más traumas de los que mi cuerpo o mi cerebro sabían cómo manejar, informaban sobre cómo me veía a mí misma y al mundo; a través de una lente de resentimiento por haber sido traída a una vida que aparentemente atraía tanto caos y el tipo de dolor ligado a la pena que se sentía ineludible.”
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En el caso de Lisa Marie, al escrutinio que conllevaba la vida como hija de Elvis se sumaron contratiempos y tragedias privadas. Su carrera musical nunca llegó a despegar. ¿Cómo iba a hacerlo si todas las críticas mencionaban a Elvis en primer lugar y sus canciones en segundo? Su vida personal también estaba destinada a ser un circo. Y así fueantes de casarse con Jackson, una de las cuatro veces que contrajo matrimonio. Hace dos años, entretanto, sufrió la inimaginable pérdida de la muerte por suicidio de su hijo Benjamin, de 27 años.
Los memes de “Nepo babe” nos animan a reducir a los hijos de los ricos y famosos a una enorme mancha de privilegio inconsciente. Y, por supuesto, es comprensible que pongamos los ojos en blanco al oír que, por ejemplo, la hija de Judd Apatow, Maude, tuvo un papel protagonista en Euforia. O que Malia Obama se ha unido a la sala de guionistas de la nueva serie de Donald Glover.
Pero no todos los hijos de famosos han disfrutado de una existencia encantadora. Y, al repasar la vida y la época de Lisa Marie Presley, debemos concluir que, sea lo que sea lo que haya que decir sobre su vida y su legado, no lo tuvo fácil.
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