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Reseña de Kendrick Lamar, Glastonbury 2022: Tiene los éxitos, la herencia y la humildad

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Billie Eilish tuvo un espectáculo de luces salvaje. Paul McCartney tuvo a Bruce Springsteen y Dave Grohl. ¿Cómo se sube Kendrick Lamar al escenario? Un montaje discreto, cero apariciones de invitados, con una camisa blanca, un pantalón de traje negro y una corona de espinas. Está medio vestido para su propia boda.

Pero que set. Esto es tan pesado con bangers, que respira la vida de nuevo en una multitud que se esfuerza por mantenerse consciente.

Lamar abre con “United In Grief”, el primer tema suave de su último álbum, Mr Morale and the Big Steppers. Sin embargo, antes de que nadie se deje llevar por un estado de falsa seguridad, los primeros compases de “m.A.d city” resuenan en la noche. Los fuegos artificiales estallan en el lugar mientras el “¡Yawk! ¡Yawk! ¡Yawk! Yawk!” aterriza. Quien piense que esto va a ser un conjunto de hip hop reflexivo y consciente -como el grueso del trabajo de Mr Morale – se va a llevar un susto.

Lamar entra directamente en “Money Trees”. El hipnótico sample -un riff invertido del tema de Beach House “Silver Soul”- se enrosca inquietantemente a través de los cálidos cuerpos mientras se acerca la fría noche. “It goes Halle berry… or hallelujah”, grita el público. Antes de que nadie tenga tiempo de pensar, estamos en “Backstreet Freestyle”, seguida de los primeros compases de “The Art of Peer Pressure”. Lamar va a por todas, no pierde el ritmo, y su flujo está en su punto.

“Swimming Pools”, su single de 2012, es uno de los primeros éxitos del público, con las bebidas en alto. A continuación, “Poetic Justice” desemboca en “B*** Don’t Kill My Vibe”. Lamar no se detiene durante todo su primer álbum, pasando sin problemas de una pista a otra. Su reciente single “N95” marca la transición hacia Mr Morale and the Big Steppers.

A medida que se desarrolla el concierto, las inusuales elecciones de Lamar en cuanto a la puesta en escena empiezan a tener sentido. Su elegante característica principal es un grupo de bailarines que aumenta de tamaño a medida que avanza el concierto. Durante “N95”, rodean a Lamar con antorchas que desorientan. Es un espectáculo hipnótico. En el ecuador del espectáculo, cambia a los bailarines masculinos por los femeninos, que lo enmarcan en un abrazo cariñoso. “Me encanta cuando me llamas”, canta Kendrick en una de las conmovedoras canciones lentas de su álbum. Pero no hay tiempo para ponerse sentimental… vamos directamente a “King Kunta”. El clásico con influencia P-funk levanta la tapa del desgastado contingente de la noche del domingo.

“Me gusta dónde está tu energía esta noche, Glastonbury. Vamos a pasarlo bien esta noche”, dice un Lamar aprobador al público. “DNA” de su álbum ganador del Premio Pulitzer DAMN y la energía y el flujo de Lamar son tan buenos que parece que está superando a todo el mundo. De repente, se encienden las luces y el público ruge por él, mientras él se levanta asintiendo, y quizás hasta se le salgan las lágrimas. Todos corean su nombre.

La última canción es “Saviour”, y sin previo aviso las espinas que enmarcan la parte superior de su cabeza parecen empezar a sangrar, cayendo por su cara y su camisa blanca. “Dios te juzga por los derechos de las mujeres. Te juzgan a ti, juzgan a Cristo”, rapea Lamar, entre grandes ovaciones. Ha modificado la letra en aparente referencia a la decisión del Tribunal Supremo de derogar Roe contra Wade.

En cierto modo es un alivio, si no una sorpresa, que sea tan bueno. Porque Glastonbury tiene una historia accidentada con el hip-hop. Jay Z fue el primer artista de hip-hop en encabezar el festival en 2008, un anuncio que llevó a Noel Gallagher de Oasis a afirmar: “No voy a tener hip-hop en Glastonbury. Está mal”. La actuación de Jay tuvo una buena acogida, pero no pareció calmar a los escépticos. Lo que sí hizo fue allanar el camino para otro de los grandes del hip-hop, Kanye West, cuya actuación de 2015, muy espectacular pero carente de calidez, no logró conectar con el público.

Stormzy volvió a dar la vuelta a la tortilla en 2019, compensando una carrera relativamente nueva con una actuación muy celebrada que estalló en vida, gracias a un set con mucha pirotecnia – junto con su celebración de Glastonbury y la escena grime del Reino Unido.

¿Y Lamar? Pues esta noche lo tiene todo: los éxitos, la herencia y la humildad. “No lo hago por el gramo”, dice en “ELEMENT”. “Lo hago por Compton”

Jared Grant

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