Little Simz, la introvertida más famosa de la música británica, ilumina el escenario West Holts el viernes por la noche. La rapera culmina los seis meses transcurridos desde el lanzamiento de su último y muy anunciado álbum con el puesto de cabeza de cartel en el más íntimo de los tres escenarios principales de Glastonbury. Cautivando a un público arrebatado con su seductora mezcla de grime, funk y soul, la nativa del norte de Londres confirma su condición de estrella.
Simz, que empezó a rapear en el patio de la escuela, salta a la palestra tras varias cintas mixtas y un álbum entre los cinco más vendidos en Worthy Farm. Va vestida con una cazadora roja brillante, con el pelo recogido y unas gafas de sol negras que le enmarcan la cara. En la espalda de su aparentemente recatada camisa negra aparece una demoníaca criatura con cuernos. Debajo de ella, entre la multitud, la gente se agolpa para ver a la nueva reina de Glastonbury.
El plató comienza con un dramatismo electrizante, un don que seguramente le vino bien para su papel fundamental en la película de Netflix Top Boy – de su single “Introvert”. Habla de su lucha por entender y transmitir su naturaleza introvertida: “Estaba ansiosa por este concierto”, confiesa más tarde, con una breve mirada de desconcierto y triunfo que cruza su rostro, “pero me lo estoy pasando genial aquí arriba”.
Atraviesa el espectro musical sin problemas, pasando del funk vintage y el soul sedoso al grime, el trap y el R&B embriagador. Pero no es sólo su cruda musicalidad lo que inspira tanta devoción: la agridulce naturaleza confesional de sus letras la eleva al papel de poeta y narradora del siglo XXI. En temas como el emotivo “I Love You, I Hate You”, se dirige a su padre ausente, dejando al descubierto su angustia a través de una línea de bajo groove.
En un modo conmovedor, se le une en el escenario su colaboradora en el álbum Cleo Sol. “Tenemos algunos temas para ti”, proclama Simz, antes de lanzarse con “Woman”, una relajante canción con toques de jazz. Sus típicos compases sedosos se entregan sobre una percusión que se arrastra y chispas brillantes de sintetizador.
“¿Cómo has llegado hasta aquí?”, pregunta, reflexionando sobre su propio ascenso a cabeza de cartel del escenario de Glastonbury. Su actuación es una respuesta suficiente. Cuando las luces de Worthy Farm se apagan por la noche, la estrella de Little Simz brilla más que nunca.
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