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Reseñas de discos: Spoon, Frank Turner y Alt-J

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Spoon – Lucifer en el sofá

En el décimo álbum de un grupo, se supone que habrá habido al menos unos cuantos fallos. No es el caso de Spoon. Incluso después de algún que otro cambio de formación, el trabajo de la banda tejana es siempre consistente, avanzando con firmeza. No es de extrañar, por tanto, que este estoicismo se haya filtrado en la propia música. Lucifer en el sofá se abre con un murmullo de estudio y una secuencia de piano con arpegios, antes de que entre un riff de guitarra. “Por primera vez en mi vida”, canturrea el cantante Britt Daniel, “me dejé abrazar/ como un viejo bebé”. Pronuncia un grito en falsete, como si apenas contuviera su energía, lo que hace que el tema vibre de tensión.

La tensión se mantiene en el filo de la navaja durante todo el disco. Su blues de raíces te hace pensar en fundas de pistolas y dedos crispados; el bajo da un temblor de párpados mientras se estrecha hacia su objetivo. Los personajes se alejan en la oscuridad de la noche (“The Hardest Cut”) y se desilusionan con la vida moderna (“Wild”). Hay sutiles guiños a la Motown y al gospel en “The Devil & Mr Jones”, con Daniel interpretando al sórdido pero carismático predicador ante los bancos de metal y las guitarras molientes. Es un álbum alimentado por el calor sureño, con mucha garra. El mejor hasta la fecha. ROC

Frank Turner – FTHC

En lo que respecta a su música, esta reflexión ha dado sus frutos. Su nuevo álbum FTHC (Frank Turner Hardcore), es el cantautor inglés más honesto. “He estado mal, estresado, hablando conmigo mismo otra vez/ Encerrado, abandonado, aterrorizado por todo/ Herido, descubierto, esperando a que me pase algo”, grita en el single “Haven’t Been Doing So Well”. Se podría pensar que esto sería una escucha sombría, pero Turner sobresale en la catarsis, respaldado como está por los aplastantes estallidos de la guitarra y la percusión punky.

Es un magnífico regreso a la forma después del doloroso 2019 No Man’s Land, en el que Turner repartió con seriedad canciones sobre las mujeres “olvidadas” de la historia. FTHC demuestra que Turner tiene mucho material de su propia vida para ponerlo en canciones conmovedoras como “Miranda”, sobre la reparación de la relación con su padre después de que ella saliera del armario como trans. Varias canciones ahondan en sus antiguas luchas contra la adicción, y en cómo sigue luchando contra la sensación de libertad -léase, “irresponsabilidad”- que solía obtener del abuso de sustancias. “Sí que echo de menos la cocaína”, confiesa en “Untainted Love”, “la chulería y las manchas de sangre”. Porque claro, él lo sabe, sería maravilloso poder abandonar las angustias cotidianas que la vida nos lanza. Es un hombre valiente por admitirlo. Más valiente aún por aprender a enfrentar la vida de frente. ROC

Alt-J – The Dream

`Reconoces una canción de Alt-J cuando la oyes. O cuando la sientes. Hay una textura en su sonido -una mezcla de música electrónica, indie rock y folk psicodélico- que invoca sensaciones más que emociones. Así fue en su debut de 2012, ganador del Mercury Prize An Awesome Wave, y es cierto en su cuarto disco The Dream 10 años después.

Así pues, resulta adecuado que el álbum se abra con una canción inspirada en lo que sería nadar en una piscina de Coca Cola. El burbujeante riff de guitarra de “Bane” es impulsado por un canto hipnótico antes de que la voz del cantante Joe Newman, discerniblemente indiscernible, entre. Son temblorosas, como si Newman estuviera haciendo gárgaras con una gaseosa. “Chicago” y “Philadelphia” parecen temas complementarios, dos números destacados, lentos y sublimes. La teatralidad recogida en “Chicago” se duplica en “Philadelphia”. Este tema fantasmagórico da la bienvenida a un segmento operístico. “U&ME”, un himno veraniego, es la canción más apta para la radio de The Dream, es decir, la que menos se parece a Alt-J.

Después de un tercer álbum tambaleante (el propio trío ha dicho que el de 2017 Relaxer fue un poco “apresurado” -aunque le valió a la bandasu segundo premio Mercury), Alt-J vuelve a pisar terreno firme, lo que en su lengua vernácula significa ningún terreno. El sueño ve a la banda moviéndose enérgicamente a través de las sensaciones, con la cabeza asomada a la ventanilla de un coche que va a toda velocidad, moviendo la lengua, pegándose a todo lo que les llega. UN

Jared Grant

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