Rsobre Perlman está en un estado de ánimo desafiante. “Siempre me meto en problemas, me encanta”, dice la estrella de Hellboy con una sonrisa diabólica.
No es de extrañar, pues, que tenga una respuesta tajante a los críticos de su nueva película, No mires hacia arriba. Perlman interpreta a un oficial militar poco inteligente en la sátira sobre la crisis climática dirigida por Adam McKay, que se convirtió en uno de los estrenos más vistos de Netflix durante las Navidades, pero que tuvo su cuota de críticas mordaces. Tiene dos palabras para los detractores de la película, que luego se convierten en varias más.
“Que os jodan a vosotros y a vuestra prepotencia con esta necesidad autoperpetuada de decir todo lo malo de algo sólo para que podáis conseguir algo de atención por algo que no habéis tenido ni idea de crear. Es corrupto. Y es enfermizo. Y es retorcido. Pero entiendo que es parte de cómo Internet casi ha matado al periodismo. Y ahora el periodismo está tratando de hacer todo lo posible para cooptar y mantener su importancia.”
Marginalmente por debajo del desprecio de Perlman por los críticos de cine está su consideración por los republicanos, los antivacunas y la gente que ve Fox News: “Realmente me importa un p*** [about them]. Me he dado por vencido con esa gente. Todos se vacunan y te dicen que no lo hagas. Saben que todo lo que dicen es mentira pero lo hacen igual. Son unos putos pedazos de mierda que se pueden ir a la mierda”.
En este punto, el bajo barítono de su voz se tambalea. “Lo más desgarrador es que 74 millones de personas han votado a un hombre que ha sido impugnado dos veces, ha manoseado a 26 mujeres, ha inflado su riqueza personal y luego la ha desinflado cuando lo ha necesitado. Espero que haya un lugar especial en el infierno para la gente que se ha aprovechado de la vulnerabilidad de los demás.”
Está claro que Perlman no hace tonterías. El veterano actor de carácter ha sobrevivido toda una vida en Hollywood sin llegar a formar parte de la maquinaria. Rebelde por naturaleza, ha hecho carrera interpretando a marginados, ya sean moteros (Sons of Anarchy), comerciantes de órganos en el mercado negro (Pacific Rim) o semidemonios convocados a la Tierra por los nazis (Hellboy). Y con su mandíbula ancha y su frente arrugada, este hombre de 71 años tiene un rostro esculpido para las perversas delicias del cine negro.
Perlman aceptó un papel en la película de Guillermo del Toro El callejón de las pesadillas remake de Guillermo del Toro sin mirar el guión, rompiendo su regla de oro en el proceso – pero entonces, él rompe todas las reglas para del Toro. Es su sexta colaboración con el ganador del Oscar mexicano, una asociación que comenzó en 1993 con la película de culto Cronos. En aquel momento, Perlman era más conocido como el hombre detrás de la máscara, tras protagonizar una exitosa adaptación televisiva de La Bella y la Bestia bajo un montón de prótesis. Ganó un Globo de Oro por su interpretación, pero la naturaleza del papel hizo que nadie supiera realmente quién era, excepto un particular aficionado al terror al sur de la frontera.
Los caminos de Del Toro y Perlman se cruzaron por primera vez cuando el director le envió una carta pidiéndole que apareciera en su primer largometraje. A día de hoy, Perlman sigue atesorando la carta: “Era una carta que no se recibe muy a menudo en la vida. El tipo de carta que guardas y, cuando tienes el dinero, la enmarcas. Al leer la carta, fue como si hubiera ganado un premio a la trayectoria. Yo era un oscuro actor de carácter detrás de estas máscaras. Nadie me reconocía, y mucho menos sabía mi nombre, pero él sí”.
El callejón de las pesadillas en realidad se poliniza a partir de esas primeras correspondencias entre el actor y el director: Perlman le dio a del Toro la novela, de William Lindsay Gresham, en la que se basó la película original de 1947. Incluso en esos primeros días, Perlman sabía que del Toro era algo especial, que un día iban a ser los forasteros que llegarían a la cima juntos. A lo largo de su relación de trabajo, del Toro y Perlman han pasado de películas de terror de bajo presupuesto a éxitos de taquilla. Dice, citando Casablanca: “Sabía que era el comienzo de una hermosa amistad”.
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El callejón de las pesadillas ve a del Toro operando en un nivel ligeramente diferente al anterior. Es la historia de un estafador, interpretado por Bradley Cooper, que huye de los incendios de su pasado. Cuando se une a una feria ambulante como uno de sus miembros, Perlman es su amable hombre fuerte, Bruno – una deconstrucción de los muchos tipos durosque ha interpretado en su larga carrera. Las imágenes góticas, la malevolencia que se arrastra desde la superficie, los estallidos de violencia insidiosa, todo eso está ahí, pero la película se aleja menos de las hadas que de la fantasía de La forma del agua, menos camp que Crimson Peak. El resultado es el mejor trabajo del director desde la magistral El laberinto del fauno y también la colaboración más distintiva de del Toro y Perlman desde Hellboy.
Perlman interpretó al demonio convertido en superhéroe con gabardina y piel roja en esta película de superhéroes. Era el papel que Perlman había esperado toda su vida: la oportunidad de ser el protagonista de una película comercial importante que seguía siendo retorcida, audaz y desafiante, y que se besaba con el humor negro y la estética gótica característicos de del Toro.
Hicieron dos películas de Hellboy antes de que la serie fuera reiniciada sin contemplaciones por Neil Marshall, con Stranger Things estrella David Harbour en el papel principal. El reinicio fue un bombazo. Fue un feo desastre que Perlman no se atrevió a ver. Tanto él como del Toro han dicho públicamente que estaban planeando una tercera película, así que ¿volvería a interpretar a Hellboy? “¿Estoy ansioso por hacer Hellboy 3? No, tengo 71 jodidos años”. Pero tampoco puede apartarse del papel, a pesar de las exigencias que supone para su cuerpo estar en forma de superhéroe a los 71 años. “Se lo debemos a los fans”, dice, “y deberíamos dárselo porque sería una conclusión épica”. Así que Guillermo, si estás leyendo, no he terminado de machacarte para que hagas esta jodida cosa”.
Perlman es un libro abierto. Se deshace en elogios en un momento y en vitriolo al siguiente, pero el único tema sobre el que es críptico es Kurt Sutter. Sutter fue el creador y showrunner de Sons of Anarchy, la exitosa serie de televisión en la que Perlman protagonizó durante seis años el papel del rey motero Clay Morrow. Se apartó de su spin-off Mayans MC en medio de acusaciones de “comportamiento poco profesional”. De su antiguo jefe, que también aparecía en la serie como Otto (normalmente en las escenas de violencia más grotescas de la serie), Perlman dice: “Era muy duro. El poder es algo que no se debe dar a todo el mundo. Es algo complicado y si se le da a los tipos equivocados, siempre es algo con lo que hay que lidiar. Y eso es todo lo que diré”.
Hubo un momento, a mediados de los ochenta, en el que Perlman se planteó dejar de actuar. Apenas conseguía más que espacios como invitado en programas de televisión. Más de tres décadas después, y a base de talento y perseverancia (y un poco de suerte), se ha convertido en uno de los favoritos de uno de los directores vivos más aclamados, del Toro, y ha trabajado con otros como Nicolas Winding Refn en Drive y Jean-Jacques Annaud en El nombre de la rosa.
Es un viaje que también le ha llevado a trabajar con “héroes” como Marlon Brando, Albert Brooks y Sean Connery. Sostiene que Brando, con quien trabajó en La isla del Dr. Moreau, le tiene en especial estima. “Es mi ídolo actoral”, dice. “Pero estar cerca de él me hizo estar muy tranquilo. No era yo a su lado. Sentía que no era digno”.
Ese rostro maravillosamente expresivo cae un poco. “Me gustaría tener otra oportunidad con Marlon. Le encantaba reírse. Si Marlon y yo saliéramos ahora, nos lo pasaríamos de puta madre”. Apuesto a que lo harían.
‘El callejón de las pesadillas’ ya está en los cines
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