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The Lincoln Lawyer es ‘El mal marido’, un pulido procedimiento legal con autenticidad en su núcleo

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Ta cualidad más destacada de The Lincoln Lawyerde Mickey Haller es una confianza exasperante frente a realmente malos augurios. En la nueva serie de Netflix, que comparte su nombre con los libros de Michael Connelly en los que se basa y con el thriller legal de Matthew McConaughey del que surgió en 2011, el abogado defensor llega a su primer juicio en más de un año. Aquí, él afirma audazmente que su cliente no puede ser culpable de “robo mayor”, porque el collar de diamantes que arrebató del cuello de una dama rica es en realidad una cadena de piedras falsas. ¿Es Mickey un antiguo joyero? No. ¿Tiene alguna experiencia en el comercio de gemas? Por supuesto que no. ¿Tiene razón? Claro que sí.

Mickey Haller, interpretado por el actor mexicano Manuel García-Rulfo, es terco y escrupuloso a partes iguales. Prefiere hacer las cosas por las malas, lo que casi siempre le sale bien. Esto vuelve loca a la gente que le quiere, pero también es -si hay que creer en seis novelas, una película de gran presupuesto de Hollywood y la serie global número 1 de Netflix- lo que hace que el personaje sea tan duraderamente atractivo, y que sus historias sean tan placenteramente bajas. Julianna Margulies nos dio siete temporadas estupendas como The Good Wifede Alicia Florrick, una mujer que vuelve a la abogacía después de 13 años como ama de casa. Ahora, tenemos a The Bad Husband tratando de impulsar una carrera frustrada.

“Ya conoces a Mickey”, dice Lorna, la fiel asistente legal de Mickey y sufrida ex esposa, en el episodio de estreno de la temporada. Está hablando con Maggie, que también resulta ser la sufrida ex-esposa de Mickey. “Lo único que le gusta más que una pelea es una pelea con una mano atada a la espalda”.

Las antiguas señoras Haller (con Lorna interpretada por Becki Newton y Maggie por Neve Campbell, que se guardan en el teléfono de Mickey como “Primera Esposa” y “Segunda Esposa”) debaten sobre la conveniencia de que Mickey -que vuelve a la abogacía después de un largo paréntesis- se haga cargo de un caso de doble asesinato con un cliente de alto perfil. No es que Mickey vaya a hacer caso a los consejos de Maggie aunque esté allí para escuchar sus recelos.

Lo cual no quiere decir que Mickey Haller sea una mala persona, sino que está demasiado deprimido como para hacer caso a la prudencia. En esta nueva adaptación televisiva, se está recuperando de una adicción a los opioides desarrollada tras un grave accidente de surf. Pero su bufete de Los Ángeles se desintegra mientras está en tratamiento y la relación con su hija adolescente también se resiente. Cuando un antiguo colega le lega a Mickey un próspero bufete, el Abogado Lincoln -así llamado porque prefiere hacer negocios desde el asiento trasero de su descapotable Lincoln Continental de época o desde un reluciente y nuevo todoterreno Lincoln Navigator- consigue una segunda oportunidad de éxito profesional. Así de fácil, sin necesidad de arrastrarse ni rascarse.

Desarrollado por The Good Wife el productor Ted Humphrey y el titán de la televisión legal David E Kelley (Ally McBeal, The Practice, Boston Legal), la serie es más que un simple refrito de la película. La serie de Netflix se ciñe en su mayor parte al segundo libro de la exitosa serie de Michael Connelly y adopta la forma familiar de un procedimiento legal televisivo. Como en The Good Wifecada episodio es una mezcla de intriga del caso de la semana que permite a sus personajes la oportunidad de mostrar sus artimañas en el tribunal y las historias dramáticas con arcos más largos. Es cuando Mickey navega por la paternidad y la sobriedad cuando su bravuconería flaquea lo suficiente como para que podamos vislumbrar al hombre del que Lorna y Maggie se enamoraron.

En otra significativa salida, Mickey es mexicano-americano, una herencia que quedó enterrada bajo el casting de McConaughey. La serie de Netflix no solo resucita ese aspecto del personaje, sino que lo centra. García-Rulfo habla en inglés con el mismo acento mexicano que se asocia más a menudo con los criminales de la televisión que con sus iconoclastas abogados. Puede ser incidental para la trama que Mickey prefiera el tequila al whisky, pero sus raíces hispanas contribuyen a una representación más rica y precisa de Los Ángeles de lo que estamos acostumbrados a ver en la pantalla.

Lo que no cambia es la valiente despreocupación de Mickey y su odiosa placa de matrícula “NTGUILTY”, que es imposible imaginar colgada en el parachoques del monovolumen de Alicia Florrick. Pero ella comenzó su gran segundo acto en el peldaño más bajo de una humilde escalera corporativa; Mickey hereda mágicamente un lugar en la cima. Por muy convincente que sea ver cómo asciende, es menos exigente y más divertido ver a un tipo salir directamente decalamidad y en su propio milagro. Si Alicia Florrick fue un homenaje a todas las buenas esposas y madres abnegadas que se afanan por hacer funcionar a sus familias, Mickey Haller representa una fantasía tan sexista como familiar: el mal marido que tiene la suerte de conseguir todo lo que necesita para cambiar.

Jared Grant

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